Georgia O’keeffe, una mujer vanguardista en el Arte americano.
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Georgia O’keeffe, una mujer vanguardista en el Arte americano.

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Georgia O’Keeffe dijo de sí misma que era una mujer sin nombre. Pero sí, tiene nombre propio en la historia, ya que fue una artista vanguardista y poderosa para generaciones posteriores. Sin duda, la primera de una generación de mujeres con un gran poder creativo que cambiaron las normas del recorrido artístico de su país.

“De todas las personas notables que he conocido en mi vida, la primera que debo mencionar es Georgia O’Keeffe”,

 Yayoi Kusama 

Y  Yayoi Kusama sabe de lo que habla. Georgia O’keeffe fue la principal y primera benefactora de Kusama en sus comienzos, cuando ésta le pidió refugio a través de una torpe carta escrita en 1955. Gracias a O’Keeffe, Kusama pudo llegar a Estados Unidos y comenzar su carrera artística en serio.

Georgia O'keeffe, una mujer vanguardista en el Arte americano.
The Lawrence Tree,1929. Georgia O’Keeffe

Georgia O’keeffe culminó un camino que treinta años había comenzado otra norteamericana, llamada Hilma Af Klint. La artista representa el último eslabón de la pintura paisajista norteamericana y el principal referente en el campo de la abstracción, que permitió desarrollar a las mujeres artistas su propio lenguaje creativo y expresivo.

Mucho antes de llegar al mundo del arte de Nueva York, Georgia O’Keeffe era una joven artista que se ganaba la vida como profesora de pintura en el Columbia College. Corría el año 1915 y nuestra artista tenía 28 años.

Estaba interesada por el modernismo europeo y en sus arriesgados preceptos. Kandinsky y su libro Sobre lo espiritual en el arte, era su lectura de cabecera y le resultaba atractiva porque incitaba a los artistas a buscar su propio camino de representación, basado en sus sentimientos interiores en vez de replicar solo lo físico del mundo exterior.

Georgia O’Keeffe fotografiada por marido, Alfred Stieglitz.

O’Keeffe asistió a las clases impartidas por Arthur Wesley Dow en el Columbia’s Teachers College. Dow proponía un arte que hablara directamente a los sentidos. O’Keeffe, que siempre reconoció la influencia que tuvo su profesor en la evolución de su obra, comentaba que sus principales objetivos artísticos eran expresar la poesía y el misterio de la naturaleza y mostrar el poder creativo “como un don divino, la dotación natural de cada alma humana”, (Celia Weisman en “O’Keeffe’s Art: Sacred Symbols and Spiritual Quest” (en Woman’s Art Journal, vol. 3, nº 2, 1982-1983). 

En lugar de una enseñanza tradicional basada en principios clásicos, Dow incitaba a sus alumnos a dejar de lado la representación fiel del objeto y buscar una síntesis de lo ideal.

Georgia O'keeffe, una mujer vanguardista en el Arte americano.
From the Lake. 1924. Georgia O’keeffe

Esta síntesis fue definitiva en el nuevo enfoque de O’Keeffe: la llevó a mirar las imágenes como un todo. 

En Carolina del Sur, rodeada de la naturaleza y sin la influencia del estresante mercado del arte, Georgia O’keeffe, analizó todo lo que había aprendido hasta la fecha. Rechazó lo que no le interesaba y se quedó con lo que realmente inspiraba su obra. Fue una catarsis, una liberación que recibió una tarde tras uno de sus largos paseos.

Lo vio claro cuando mirando todas sus pinturas extendidas por el suelo, vio que cada una de ellas reflejaba estilos y temas influidos por los diferentes profesores que había tenido. Entonces entendió que había llegado el momento de soltar lastre y dejar atrás todo lo hecho hasta el momento y tomar un nuevo rumbo.

Georgia O'keeffe, una mujer vanguardista en el Arte americano.
Black hollyhock blue. 1920 Georgia O’keeffe

A finales de 1915, completó una serie de abstracciones en carbón muy innovadoras,​ basadas en sus sensaciones personales.

Tengo cosas en la cabeza que no son como las que me han enseñado nadie – formas e ideas tan cercanas a mí … Decidí empezar de nuevo – quitarme lo que me habían enseñado … Empecé con carboncillo y papel y decidí no usar cualquier otro color hasta que fue imposible hacer lo que quería hacer en blanco y negro.

Georgia o’keeffe
Georgia O'keeffe, una mujer vanguardista en el Arte americano.
Georgia O’Keeffe, Drawing XIII, 1915, Carboncillo en papel,

Decidió mandar algunos a a su amiga Anita Pollitzer, una fotógrafa estadounidense y famosa sufragista que vivía en Nueva York.

Georgia O’Keeffe insistía en su carta a Anita que no le enseñara sus dibujos a nadie. Pero, Anita, haciendo caso omiso a la petición y viendo el potencial artístico de los mismos, decidió presentar el trabajo al fotógrafo y galerista, por excelencia, Alfred Stieglitz.

Si la fotografía dejó de ser considerada un arte menor y ser respetada como un arte, fue gracias al revolucionario Alfred Stieglitz. Formó parte de un grupo de pioneros que decidieron demostrar a todo el mundo que la fotografía merecía la consideración equiparable al de la pintura o la escultura. Durante toda su juventud, Stieglitz se había codeado con pintores, escultores y otros artistas, lo que probablemente contribuyó a alimentar en él la necesidad de defender la fotografía como una forma de arte.

Con buen ojo para el arte, Alfred Stieglitz supo reconocer en la serie de diez dibujos al carbón de Georgia O’keeffe, un arte puro y genuino. Tras estudiarlos, el fotógrafo pronunció una frase que sería el título del libro que Anita Pollitzer publicaría sobre O’Keeffe, A woman on paper.

“¡Finalmente, una mujer en papel!”.

Alfred Stieglitz

O’Keeffe viajó a Nueva York, fascinada por el interés del fotógrafo en su obra. Así se conoció la pareja de artistas. Él quería que la artista enseñara su talento al mundo y O’keeffe no pudo resistirse a la petición.

Stieglitz se divorció, expuso y promovió el trabajo de O’Keeffe durante el resto de su vida. La artista conoció a muchos de los primeros modernistas estadounidenses que formaban parte del círculo de artistas de Stieglitz, entre ellos Charles Demuth, Arthur Dove, Marsden Hartley, John Marin, Paul Strand y Edward Steichen L,cuya obra la inspiró.

La artista comenzó a crear imágenes simplificadas de cosas naturales, como hojas, flores y rocas, inspirada por el movimiento Precisionista.

Hacia 1920, varios artistas estadounidenses comenzaron a trabajar con un estilo con un enfoque muy preciso, reduciendo sus composiciones a formar simples y estructuras geométricas que mostraran solo los detalles mínimos y eliminando lo accesorio.

Georgia O'keeffe, una mujer vanguardista en el Arte americano.
La composición Green Apple. 1922. Esta obra representa la noción de la vida simple, para Georgia O’Keeffe, solo accesible por «la eliminación y por el enfasis en el verdadero significado de las cosas.»

Stieglitz promocionó a Georgia O’Keeffe en el mundo del arte neoyorkino, sin duda, y adquirió parte de su fama gracias a él. Sin embargo, se considera que desempeñó un papel controvertido sobre la carrera de la artista.

En varias de las muestras que el fotógrafo organizaba para promocionar la obra de O´keeffe, se exhibían sus composiciones de flores junto a las fotografías íntimas que Stieglitz había tomado de la pintora desnuda, provocando que la crítica interpretara su obra con un enfoque sexualizado. Hubo quien incluso señaló que las combinaciones de colores y sombras, creaban escenas eróticas que eran evidentes y hasta groseras.

La obra de O’Keeffe ha sido revisada, interpretada y manipulada de formas muy diversas. Sin embargo, la interpretación que más ha perdurado es la que su propio marido, Alfred Stieglitz, hizo de ella. La obra de la artista siempre estuvo basada en las interpretaciones y proyecciones que hacia el fotógrafo.

Según cuenta Barbara Lynes en O’Keeffe, Stieglitz and the Critics, 1916-1929, “dominantemente emocionales y expresivamente enlazados a su sexualidad”. Esta era la opinión que Stieglitz mantuvo sobre la obra de Georgia O’Keeffe.

Georgia O'keeffe, una mujer vanguardista en el Arte americano.
Petunias. 1924. Georgia O’keeffe

Georgia O’Keeffe negó de por vida esta interpretación. Comentó en mas de una ocasión que los que veían sexualidad en sus obras estaban proyectando sus propias preocupaciones.

«Bien, he conseguido que mires lo que yo he visto y cuando te tomas el tiempo de ver realmente mi flor adjudicas todas tus propias asociaciones sobre las flores a mi flor y escribes sobre mi flor como si yo pensara y viera lo que tú piensas y ves en la flor, pero yo no lo veo».

georgia o’keeffe

Ella afirmaba en sus escritos que su inspiración procedía de aquellos aspectos de la naturaleza que sobrepasaban su entendimiento. «Pinto por el mero impulso creativo. Un performance personal en pulso con lo que veo» llegó a decir.

O’Keeffe siempre insistió en que el género no definía a su obra y defendió el hecho de que parte de la interpretación que recibía su obra tenía que ver con el hecho de ser mujer.

«¿Sólo porque soy mujer mis obras tienen un cariz de cierto erotismo femenino?»

georgia o’keeffe

Pero la interpretación de sus obras bajo el cariz feminista, femenino e incluso provocador siguió siendo parte la polémica que rodeaba su trabajo.

La artista jamás llamó a su obra feminista .  Si afirmó que pintar no era una declaración de intenciones, sino una manera de rebelarse contra la identidad femenina  que se imponía a cualquier mujer desde la cuna, por ser mujer, en cualquier ámbito. Esta percepción sobre su obra le permitió romper esquemas a pesar de la resistencia cultural a su alrededor.

Abstraction in blue. 1927. Georgia O’Keeffe

O’Keeffe fue conocida tanto por su espíritu independiente como por sus innovadoras obras de arte.​

«Lo más notable de O’Keefe fue la audacia y singularidad de sus primeros trabajos».

Nancy y Jules Heller , artistas americanos

En aquella época, incluso en Europa, había pocas artes que exploraban la abstracción. A pesar de que sus obras pueden mostrar elementos de diferentes movimientos modernistas, como el surrealismo y el Precisionismo, su trabajo es únicamente su propio estilo.

Cada vez trató de hacer sus obras más objetivas, concretas y reales, para que se defendieran por ellas mismas, como ella misma apuntó: “Los colores, líneas y formas me parecen una declaración más definitiva que las palabras”.

Obras como Abstraction White Rose (1927) demuestran que lo que O’Keeffe intentaba era, que en lugar de copiar la naturaleza, trataba de transmitir la impresión que le producía, cerrar la brecha entre la sensación y la observación.

Georgia O'keeffe, una mujer vanguardista en el Arte americano.
Abstraction White Rose, 1927. Georgia O’Keeffe

Flores grandes y en primeros planos en las que el espectador quede envuelto. Sin ninguna referencia espacial, son flores que combinan sus formas abstractas con el naturalismo, que algunos especialistas han relacionado con el surrealismo.

Las flores de Georgia O’Keeffe  hipnotizan por sus sinuosas curvas y suaves pliegues.  La composición Pink Tulip, de 1926, es una obra que aúna el enfoque estético de la artista.

Pink Tulip, de 1926.

En 1929, O’Keeffe se mudó a Nuevo México, distanciándose de Stieglitz. Deja atrás un paisaje de altos rascacielos y se rodea de cielos infinitos donde encuentra un nuevo motivo de inspiración: las formas de un paisaje que siempre la había atraído. Georgia O’Keeffe encontró en esa naturaleza el vacío absoluto. La naturaleza meditada.

 O’Keeffe exploró la tierra que amaba a menudo en su modelo Ford A, que compró y aprendió a conducir en 1929. Disfrutaba de su soledad y creatividad.

«Cuando pienso en la muerte, solo siento que ya no podré ver este hermoso paisaje nunca más»

georgia o’keeffe

A la artista japonesa, Yayoi Kusama, siempre le llamó la atención que O’Keeffe pudiera vivir tan lejos del centro donde todo sucedía y aún así mantener su fama y su estatus.

“Es la prueba de la grandeza de su arte y de lo profundamente que afectó a las personas”. 

Yayoi kusama

Debido al agotamiento y la mala salud, no trabajó desde finales de 1932 hasta aproximadamente a mediados de los años treinta. En 1936, completó la obra Summer Days, una de las más conocidas.

O’Keeffe, Georgia. Summer Days, 1936

Se mudó de manera permanente en 1946, tras la muerte de su marido, el fotógrafo Alfred Stieglitz, a Ghost Ranch, en Abiquiú (Nuevo México).

Escalera a la luna. 1958. Otra obra distintiva de Georgia O’keeffe

Al final de su vida, O’Keeffe, alejada por completo de la influencia de su marido, logró liberarse de cualquier imposición externa. Sus flores han conseguido sobrevivir al paso del tiempo, a su propio mito y la han convertido en, como la llaman, “madre del modernismo americano”.

Sky above clouds III. Georgia O’keeffe. 1965

O’Keeffe fue elegida miembro de la Academia Americana de Artes y Letras. A finales de los 90 su salud era mala. Se mudó a Santa Fé en 1984, donde murió el 6 de marzo de 1986 a la edad de 98 años. Su cuerpo fue cremado y sus cenizas fueron diseminadas, como ella deseaba, en la tierra alrededor de Ghost Ranch.

Pedernal. Georgia O’keeffe. 1941

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«Rellenar el espacio de modo hermoso. Eso es lo que el arte significa para mí.“ Georgia O’Keeffe

Red Poppy. 1926. Georgia O’Keeffe

Un comentario

  • Nitzchia Chabert

    Yolanda. Gracias por llevarnos de la mano en tan grandioso recorrido universal. Maravilloso tu trabajo y mayor tu aportación a lo que no acepta competencia alguna desde mi punto de vista, el arte.

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