Marcel Duchamp o el juego del Ajedrez como Arte.
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Marcel Duchamp o el juego del Ajedrez como Arte.

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Muchos artistas, reyes, mentes brillantes y genios de cualquier disciplina han sido cautivados por el hechizo de Caissa. Si! Hablamos de jugar al ajedrez como una actividad que, para algunos, llegó a convertirse en una obsesión y que desde sus orígenes ha estado íntimamente relacionada con el arte y con todo tipo de disciplinas artísticas como arquitectura, pintura, escultura, literatura, artes escénicas, artes visuales y audiovisuales.

Marcel Duchamp que fue un artista clave en la vanguardia, actor principal del nacimiento del arte contemporáneo y ajedrecista apasionado, afirmó que

«todos los artistas no son jugadores de ajedrez, pero todos los jugadores de ajedrez sí son artistas».

Marcel Duchamp o el juego del Ajedrez como Arte.
Los jugadores de ajedrez. 1911. Marcel Duchamp

El componente intelectual de este juego suele ser el punto de conexión con el artista, que se siente atraído por una actividad que representa un reto para su mente.

El ajedrez siempre ha sido un juego muy popular entre intelectuales y artistas, por eso no es extraño encontrar numerosas obras de arte con motivos ajedrecísticos.   

«A través de las pinturas puedes viajar desde la entrada del ajedrez en Europa hasta finales del siglo diecinueve. Todo esto gracias a las pinturas»

Iván salgado, Maestro ajedrecista español

Así hay que mencionar Los jugadores de ajedrez del discípulo de Tiziano, Paris Bordon, adscrito al estilo Manierista.

Marcel Duchamp o el juego del Ajedrez como Arte.

Una de las obras más destacadas en el recorrido ajedrecístico es la de la pintora italiana, Sofonisba Anguissola, El juego del ajedrez, realizada en 1555. Esta obra representa a las tres hermanas de Sofonisba, Lucía, Minerva y Europa, jugando al ajedrez en medio de un paisaje boscoso.

El ajedrez formaba parte de la formación humanista y estaba considerado un excelente ejercicio intelectual para una mujer.  La partida pintada por Anguissola alude a la búsqueda de primacía femenina. El tablero de ajedrez es, solo, un pretexto para sugerir a que las verdaderas reinas son las dos hermanas Anguissola, que pasan su vida virtuosamente, comprometiéndose en un ejercicio educativo.

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El juego de ajedrez. Sofonisba Anguissola

Caravaggio pintaría el 1610, Los Jugadores de ajedrez, uno de sus retratos psicológicos que muestra a tres figuras unidas a través del tablero de ajedrez.

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Los jugadores de ajedrez. 1610 Caravaggio

En 1630, el artista Alessandro Leone Varotari, pintor barroco apodado con el nombre de Il Padovanino, realiza su obra Marte y Venus jugando al ajedrez.

Marcel Duchamp o el juego del Ajedrez como Arte.

EL grabador y pintor italiano, Domenico Maria Fratta realiza en 1750 su obra Caissa, la dríade griega venerada como la musa del ajedrez.

Caissa

Eugene Delacroix, pintor francés del SXIX cuenta con numerosas obras inspiradas en el mundo del ajedrez. Árabes jugando al ajedrez de 1847, fue realizada cuando se encontraba a las afueras de París.

Pero si hay un artista para el que el ajedrez lo representó todo, es Marcel Duchamp.

Este artista adelantó al arte conceptual, elevó el objeto cotidiano a categoría de arte y cambió la idea de belleza preconcebida. En 1914, Duchamp crea los ready mades, objetos cotidianos separados de su entorno habitual y elevados por el artista a la categoría de obras de arte. Duchamp forma parte del movimiento Dadá, cuya intención es empezar con el arte desde cero, olvidando todo lo hecho hasta ahora.

Su obra más famosa, Fuente, cambio de forma radical el concepto de arte y puso sobre la mesa de las Academias y los estudiosos el debate de ¿Qué es arte? y lo que se llamaría Arte Conceptual.

La fuente. 1917. Marcel Duchamp.

A partir de entonces el arte ya no se veía con los ojos, sino con la mente. Pero, aún así, Duchamp terminó cambiando el mundo del Arte por otro tipo de Arte intelectual, el Ajedrez.

Gran tablero de ajedrez. Paul Klee.

En 1910, pintó ‘La partida de ajedrez’. En esta escena familiar, el fondo empieza a perder importancia para centrarse en el tema principal: la concentración en el juego.

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Marcel Duchamp. Partida de ajedrez. 1910
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Jugadores de ajedrez. Marcel Duchamp. 1911

Duchamp consideraba el juego del ajedrez una obra de arte en marcha. En 1919 se instaló en Buenos Aires y allí se convirtió en un obsesionado del juego. Jugaba de noche y dormía durante el día.

«Cuando haces una partida de ajedrez, es como si esbozaras algo, o como si construyeras la mecánica que te llevará a ganar o a perder. El aspecto competitivo del asunto no tiene ninguna importancia, pero el juego en sí mismo es muy, muy plástico, y eso es probablemente lo que me atrajo.»

Marcel Duchamp, Escritos / Duchamp del signo, seguido de Notas

Mientras, en el centro de la vanguardia europea, artistas como Piet Mondrian, Juan Gris o Fernand Léger practicaban en sus obras, la confusión entre cuadro y tablero. El ajedrez se convertía en un espacio formal reinterpretable como ejercicio una y otra vez, un motivo que permitía dar un orden a la abstracción.

Juan Gris. Piezas de ajedrez. 1917

Desde sus orígenes en la Antigüedad, el ajedrez había sido visto como un ejercicio intelectual y una preparación moral para la guerra, es decir, un signo de clase y de poder. En el Umbral de la modernidad, se había convertido en Europa en un deporte intelectual serio, incluso tenía sus propias olimpiadas desde 1893.

En la Rusia post-revolucionaria, los héroes de la revolución rusa contribuyeron con su afición a la difusión del ajedrez en la nueva Unión Soviética. Alexandr Ródchenko, fundador, entre otros, del constructivismo ruso,  presentó un club para trabajadores que incluía una mesa con sillas para el juego del ajedrez del obrero.

En Europa, esta visión sociopolítica del ajedrez tuvo su correlato en la escuela de la Bauhaus, punto fundamental de contacto entre el arte y la mejora social en las vanguardias.

París, epicentro todavía de la modernidad mundial, la influencia de este juego en la decoración art decó tuvo en el damero blanco y negro una de sus icónicas referencias de gusto.

La artista rusa Sonia Delaunay creó piezas de vestuario simultáneas explorando la reducción del cuerpo a formas geométricas circulares, paralelepípedas o en damero en combinaciones dinámicas de color.

Vestidos simultaneos. Sonia Delaunay.

En 1923, Duchamp llegó a anunciar su retirada de la práctica artística convencional «para jugar al ajedrez», un ejercicio intelectual que, en último término, consideraba una forma de arte «más puro en su posición social».

Esos años de dedicación profesional al ajedrez por parte de Duchamp, coinciden con los años del triunfo del psicoanálisis y del surrealismo. Entre los surrealistas aficionados al ajedrez se contaban también René Magritte, Max Ernst y Man Ray

Marcel Duchamp o el juego del Ajedrez como Arte.
De izquiera a derecha y de arriba hacia abajo, un mosaico al estilo de un tablero de ajedrez de retratos realizado por Man Ray: Breton, Ernst, Dalí, Arp, Tanguy, Char, Crevel, Eluard, De Chirico, Giacometti, Tzara, Picasso, Magritte, Brauner, Peret, Rosey, Miro, Mesens, Hugnet, Man Ray.(1934)

En manos de los surrealistas, el juego sobre el damero se convierte en un método de análisis: «un escenario para la batalla de los géneros y un espacio de subversión de las propias leyes de su tablero-mundo», en palabras del curador de arte Manuel Segade, (comisario de la Exposición «Fin de partida: Duchamp, el ajedrez y las vanguardias»)

Las mujeres surrealistas centraron su visión del tablero para mostrar los problemas de genero, pioneros en su momento. Muriel Streeter, fue una pintora surrealista americana, casada con el marchante de Duchamp, Julien Levy.

Realizó Las reinas del ajedrez en 1944, una obra en la que se muestra a sí misma junto a la artista Dorothea Tanning, también pintora y esposa de Max Ernst. Ambas son reinas verticales en un mundo onírico sin rey. La obra ironiza sobre la posición secundaria de las mujeres, en el grupo surrealista, frente a la posición prioritaria de sus maridos y artistas masculinos.

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Las reinas del ajedrez. Muriel Streeder

Durante los acontecimientos bélicos que sufrió Europa durante los años treinta y cuarenta, el ajedrez se convirtió en un elemento clave para propaganda nacional, utilizado como metáfora del triunfo en la batalla. Además las migraciones derivadas de la guerra provocaron la extensión de la cultura del ajedrez en la vanguardia internacional.

Es el caso, por ejemplo, de María Helena Vieira da Silva, portuguesa afincada en París, que huye a Brasil durante este período y allí concibe el cuadro La partida de ajedrez (1943).

Maria Helena Vieira da Silva. 1944

En los años cuarenta, el propio imaginario del ajedrez se convertiría en uno de los temas de trabajo de los artistas más importantes de aquel tiempo, hasta el punto de llegar a diseñar sus propios juegos y borrar, así, el límite entre el ajedrez y la obra de arte. La mayor parte de estos trabajos se exhibieron en una exposición organizada por Julien Levy, Max Ernst y Marcel Duchamp en 1944 en Nueva York.

Marcel Duchamp falleció el 2 de octubre de 1968. Su necrológica se publicó en la sección de ajedrez en Le Figaro.

Aunque todos sus amigos creían que, durante, los últimos 25 años se había dedicado, solo, al juego, el artista nunca abandonó el arte del todo.

Étant donnés, su ultima obra de arte, es una instalación, visible sólo a través de dos mirillas, una para cada ojo, colocadas en una vieja puerta de madera. Al mirar por ellas se puede contemplar un gran agujero en una pared de ladrillos y, al otro lado, el cuerpo de una mujer desnuda tumbada boca arriba sobre un montón de ramas. La base de Étant donnés es un suelo en damero, un tablero final de ajedrez que sirve para asentar el legado final de su autor.

Instalación creada por Marcel Duchamp, en secreto, entre 1946 y 1966, para ser expuesta tras su muerte.

“Hoy me conformo con jugar. Todavía soy una víctima del ajedrez. Tiene toda la belleza del arte y mucho más. No puede ser comercializado. El ajedrez es más puro que el arte en su posición social. Las piezas del ajedrez son las mayúsculas del alfabeto que da forma a los pensamientos; y estos pensamientos, aun componiendo un diseño visual en el tablero, expresan su belleza de forma abstracta, como un poema.

duchamp

Hoy en día el juego del ajedrez, no solo sigue inspirando a los artistas. Los propios tableros se utilizan como objetos de decoración y cada vez existen más coleccionistas que buscan nuevas adquisiciones a lo largo y ancho del planeta. Ya sea por su belleza o por los millones de aficionados que lo practican, el ajedrez está estrechamente vinculado al arte.

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. Composición de Kandinsky sobre el Damero.

Fuente: Dossier exposición Fin de Partida Duchamp, el ajedrez y las vanguardias. Fundación Joan Miró

        

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