
De la femme fatale a la nueva mujer. La imagen de la mujer en el arte.
A finales del siglo XIX y durante buena parte del siglo XX, el modelo de la femme fatale fue ampliamente explorado en el arte europeo, desde movimientos como el simbolismo y el art nouveau, a las vanguardias, a través de sus distintos géneros, incluida la fotografía y el cine.
En la segunda parte del XVIII se insistía en la educación de las mujeres en el aspecto moral y en las tareas del hogar. Toda mujer debía cumplir dichos fundamentos educativos, sobre todo en la clase social alta.
Surgía, así, la imagen de esa buena mujer, madre y soporte de una familia feliz, que debía transmitir la idea de la felicidad y bondades del matrimonio, aunque en la mayor parte de las veces no era por amor, si no por conveniencia económica de las partes familiares. La maternidad se ensalzaba y se elogiaba la buena crianza de los hijos.

Este perfil de mujer, lógicamente, se vio reflejado en el arte del momento.
Estas ideas desembocaron en numerosas representaciones que plasmaron de forma abierta aquellos ideales. La pintura transformó la sensualidad cortesana del principios del siglo XVIII en una imagen idealizada de la madre de finales del mismo.
Durante el siglo XIX, la elección de mujer o marido en la burguesía victoriana venía determinada por intereses económicos. La doble moral existente también se vio reflejada en el arte: la mujer tenía la misión de tener hijos y educarlos, y la amante debía dar placer al hombre.

En 1801, Sylvain Marechal publicó un proyecto de Ley para prohibir a las mujeres aprender a leer.
” considerando que la intención de la buena y sabia naturaleza ha sido que las mujeres, ocupadas de las necesidades domésticas, no se sintiesen honradas por tener en su manos un libro ni una pluma, sino mas bien una rueca o un huso….Que las mujeres que se ufanan de saber leer y de escribir no son las que mejor saben amar …”
Sylvain Marechal.
La mujer seguía aislada de la cultura, recluida en el hogar y dependiendo de la figura masculina a la que está subordinada. Además la ideología burguesa se consolida en este siglo y con ella vendrá la clara división del espacio, el público para los hombres y el privado para las mujeres.

Tras la Revolución Industrial, a finales del SXIX, la mentalidad de las clases medias, con respecto al rol de la mujer, continúa siendo el de madre, esposa e hija.
El punto de partida para el cambio en la forma de representar a la mujer en el arte será el estereotipo de la femme fatale, una creación del decadentismo y simbolismo a finales del XIX.

El icono de la femme fatale surge por la concatenación de varios factores. Una de las primeras causas fue la aparición de los movimientos feministas que buscaban conseguir la emancipación de la mujer y la igualdad. Estas primeras luchas feministas coinciden con una gran depresión económica y por supuesto, alteraron los valores de sociedad puritana del momento.
El surgimiento de esta nueva mujer, que es capaz de luchar por sus derechos, que lucha por buscar su sitio en la vida público y el mundo laboral, impone cierto temor a la población masculina, que comienza a sentirse amenazada.
Otro aspecto que influyó fue el incremento de la prostitución en las ciudades llenas de cafés y cabaret. Hubo un aumento de las enfermedades venéreas y se culpó, directamente a las mujeres que ejercían este servicio.

Fue en 1860 cuando el icono de la femme fatale resurgió, especialmente en Inglaterra, Francia y Bélgica.
El icono de la femme fatale invadió el arte y todas las esferas sociales.
La femme fatale fue representada como una mujer perversa, seductora, misteriosa y que arrastraba a sus “víctimas” masculinas a la perdición, el pecado y la muerte. Poseía una belleza maldita y una naturaleza salvaje y destructora capaz de arrasar el orden burgués.
Así, consigue protagonizar lienzos de autores como Edvard Munch y Gustav Klimt. Obras como la de Klimt dieron paso a la creación de imágenes que reforzaban el ideal de mujer fatal.


Dante Gabriel Rossetti o John William Waterhouse fueron algunos de los pintores que retrataron esta naturaleza salvaje de la mujer, siguiendo la estela de Klimt. Personajes de la antigüedad como Helena de Troya, Pandora, Lilith o Dalila se recuperan. Mujeres fuertes capaces de todo.


En contraposición a esta iconografía, el ideal de lo femenino, que representaba el arte, pasaba por una mujer débil, casi inerte. Estos eran signos de pureza y atracción, una mujer frágil e inválida. Según el ideal social era esto a lo que las mujeres aspiraban.

A principios del SXX , las cosas empiezan a cambiar. La mujer comienza a tener un papel más relevante en el sector del trabajo y en la vida pública. Los movimientos feministas avanzan.
De una visión misógina, pasaremos a nuevos referentes femeninos, fruto de la mirada de la mujer sobre su propia identidad y que ofrecen ejemplos de liberación y poder.
“De sujetos pasivos y sexualizados, las mujeres se convertirán en referentes de emancipación y libertad. Las perversas femmes fatales finiseculares, iconos de una sexualidad destructora, dejarán paso a las modernas, cuya perversidad reside en su oposición al orden establecido, por su reivindicación de un espacio propio que sacude los cimientos de una sociedad históricamente patriarcal y en plena revolución transformadora.”
Folleto Perversidad. Mujeres fatales en el arte moderno (1880-1950)
El icono de la femme fatale desciende a la realidad y se introduce en los bajos fondos de la sociedad moderna. Cabarets, cafés y prostíbulos ofrecen a los artistas de la bohemia parisina modelos de bajo coste.

La sexualidad desinhibida de estas reinas del abismo y el magnetismo de las femmes fatales se difunde durante la belle époque. Se favorece una estética difundida por la moda y la publicidad, que comenzará a ser consumida por la burguesía y la alta sociedad.
Las mujeres de la alta sociedad reclaman nuevos papeles que las liberen de que su papel tradicional en la sociedad.
Con la llegada de las Vanguardias al mundo del arte, se produce una ruptura total con la manera de representación. La aparición del impresionismo, el cubismo y el surrealismo, entre otros, abandona el ideal clásico de representación y también el que afecta a las mujeres.
La mujer ya no es solo objeto de representación, sino que ella misma es creadora, artista.
Se permite el acceso libre de las mujeres a las academias de arte y a las clases de desnudo. Y aunque la realidad es que se les siguen poniendo trabas para triunfar en el mundo del arte, artistas como Suzanne Valadon ponen una mirada sin prejuicios al desnudo femenino como algo cotidiano.

Muchas mujeres artistas siguen a la sombra de los hombres, sin embargo.
Sonia Terk, mas conocida como Sonia Delaunay, no será artista por derecho propio. Se la conocerá como la esposa de Robert Delaunay. A Gabrielle Münter como pareja de Wassily Kandinsky, a Dora Maar como la mujer de Pablo Picasso.
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Así podríamos seguir poniendo ejemplos. Pero lo importante es que muchas de las mujeres que se acercaron a las vanguardias dieron el salto y empujaron a sus compañeros hacia las novedades como, por ejemplo la abstracción.
La exposición Perversidad. Mujeres fatales en el arte moderno (1880-1950) recorre más de medio siglo de obras de arte en las que la mujer y su representación son las protagonistas. Se estructura en tres bloques, que representan los condicionamientos sociales a los que se enfrentaba la mujer en su día a día y cómo el paradigma del progreso los cambió.
“El escenario final de esta iconografía femenina lo protagonizan mujeres emancipadas, creadoras, transgresoras, independientes, epítomes de la nueva mujer que a lo largo de la primera mitad del siglo XX lucha por tener una voz propia. Junto a musas de la vanguardia, como Kiki de Montparnasse o Gala Dalí, e iconos de la revolución en la moda femenina como Coco Chanel, esta sección da cabida a mujeres que invaden espacios antes vedados o limitados para ellas. Y, sobre todo, destaca la mirada de la mujer artista sobre lo femenino; una perversa transgresión de las reglas de un juego que ha dejado de ser, como hoy, exclusivamente masculino.”
FOLLETO PERVERSIDAD. MUJERES FATALES EN EL ARTE MODERNO (1880-1950)
La exposición tuvo lugar el año pasado, pero ahora, el Museo Carmen Thyssen Málaga ha habilitado un enlace para que podáis verla de forma virtual en
https://www.carmenthyssenmalaga.org/exposiciones/2019/Perversidad/vv/visita_virtual.html
Perversidad. Mujeres fatales en el arte moderno (1880-1950), muestra la evolución de la identidad femenina a través de más de medio siglo de imágenes de artistas como Klimt, Modigliani, Van Dongen, Man Ray, Picasso, Dalí, Gargallo, Zuloaga o Romero de Torres, entre otros.
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4 Comentarios
graficacuriel
Gracias por compartir, muy buen artículo. 👍🏽
Yolanda
Gracias!