Dora Mar sin Picasso. Artista por derecho propio.
arte,  fotografía,  Pioneras. Mujeres artistas.

Dora Mar sin Picasso. Artista por derecho propio.

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Dora Maar fue una artista plástica, pintora, fotógrafa y escultora francesa.​ Una artista por derecho propio y no sólo por su paso por la vida de Picasso, ese genio destructor de mujeres, con el que mantuvo una tormentosa y fatal relación amorosa.

Dora Maar se merece un, más que conseguido, hueco en la historia del arte por sus aportaciones fotográficas, algunas, iconos del surrealismo.  

La artista murió hace 20 años y sigue siendo más conocida por su papel de amante y musa de Picasso, que por su talento como fotógrafa, escultora y pintora.

Gracias a una exposición que la Tate Gallery de Londres ha organizado, hasta el 15 de marzo de 2020, consigue salir de la sombra del pintor español y reivindicar su papel de artista que alimentó uno de los movimientos artísticos clave del S XX: el surrealismo.

Dora Mar sin Picasso. Artista por derecho propio.
Dora Maar retratada por Man Ray.

Su papel más reconocido dentro del arte es el de fotógrafa. La década de 1930, vio el apogeo de las revistas ilustradas semanales y mensuales. Esto le le proporcionó a Dora Maar un medio de ganarse la vida.

Henriette Theodora Markovitch es el verdadero nombre de Dora Maar y fue la hija de un arquitecto croata. Nació el 22 de noviembre de 1907 en París. Su familia fue muy cosmopolita y, en su juventud, Dora ya mostró una gran afición por la fotografía. Vivió en Argentina desde sus tres hasta sus veintitrés años, puesto que su padre fue nombrado embajador de Austria-Hungria en 1910.

En 1926 la familia regresó a París. Fue entonces, cuando Henriette cambió su nombre al seudónimo Dora Maar.

Realizó cursos de pintura y fotografía, matriculándose en la École des Beaux-Arts y la Académie Jilian. Sus fotos eran más reconocidas que sus pinturas y decidió centrarse en la cámara. 

Fue asidua del taller de André Lhote, donde conoció a Henri Cartier-Bresson. Jacqueline Lamba, la segunda mujer de André Breton, la introdujo en el circulo surrealista, donde desarrolló importantes lazos con André Breton, Paul Éluard y Georges Bataille. 

Entre las figuras fotográficas con las que se relacionó se encuentran Brassaï, el pintor de la noche parisina, con quien compartió cuarto oscuro.

Su verdadero mentor fue, sin embargo, Emmanuel Sougez, que defendía la fotografía artística y los principios de la Nueva Objetividad, considerando la fotografía como un arte autónomo. Fue modelo de Man Ray, que tampoco escapó del arquetipo de artista que convertía a la mujer en musa.

Dora Mar sin Picasso. Artista por derecho propio.
Dora Maar retratada por Man Ray.

Dora Maar, dominio del surrealismo.

El trabajo comercial de Dora Maar apareció en las grandes revistas francesas de la época, como Rester Jeune. También circulaba en varias revistas de arte y de temas eróticos.

A la joven, los que la conocían, la definen como una persona compleja y problemática, pero también fuerte, inteligente y comprometida políticamente, en una época en la que el mundo era constantemente sacudido por una tragedia tras otra. 

Mary Ann Caws, su biografa, explica:

“Las fotografías de este periodo temprano son casi expresionistas, con un tinte dramático y algo perturbadoras. Su innato sentido del humor, del que todo el mundo hablaba, tenía un filo macabro: en la humorística y no tan graciosa pose de un esqueleto, un auto-retrato o la colaboración de un estudiante, Dora sonríe. […] Es una confrontación de la vida y la muerte…”

Dora Mar sin Picasso. Artista por derecho propio.

Su fotografía era puro contraste, usaba ángulos poco habituales . En esta época realizó fotomontajes y su obra fotográfica “Retrato de Ubu”una imagen de lo que aparenta ser un feto de armadillo, se convirtió en un icono importante del surrealismo. Una imagen que ha dado la vuelta a medio mundo y que permanece en The Metropolitan Museum of Art de Nueva York.

Dora Mar sin Picasso. Artista por derecho propio.
Retrato de Ubu.

Emma Lewis, cocuradora de la exhibición en la Tate Modern comenta que el surrealismo “Le permitió jugar con imágenes vanguardistas y experimentales. Estaba involucrada con el surrealismo, pero creo que era muy difícil para una mujer ser parte de ese grupo de artistas”.

Conocía cada uno de los efectos que el cambio de luz o el desenfoque podía conseguir en su fotografía, creando imágenes con un aire onírico, misterioso y enigmático, integradas dentro de la propia época de vanguardia surrealista. Son protagonistas sus fotomontajes, su ruptura con los convencionalismos, pero también sus retratos de la gente de la calle, captando la miseria, la exclusión y la pobreza.Sin duda, si alguna definición vale para Dora Maar, fue la de intelectual…..

Políticamente se situó a la izquierda y en la Gran Depresión realizó un importante trabajo documental sobre la situación de los mas desfavorecidos.

“Sus fotografía de personajes de perdedores y excluidos de la sociedad eran aplaudidas y valoradas entre los expertos.”

 García, Ángeles. “Dora Maar, la musa doliente.”
Dora Mar sin Picasso. Artista por derecho propio.
Niño con boina. Dora Maar.

Dora Maar y su descenso a los infiernos.

Jean Renoir contó con Dora Maar para realizar la fotografía fija de su película, Le Crime de Monsieur Lange . Por entonces fue cuando conoció a Pablo Picasso.

“Cuando Pablo Picasso y Dora Maar se conocieron, ella tenía 29 años y él 55. Fue en París en el mítico café Deux Magots en 1936, poco antes del comienzo de la guerra civil española. Ella arrastraba una tormentosa relación con el filósofo Georges Bataille y con el actor Louis Chavance. Él, ya un dios indiscutido en todo el mundo del arte, seguía casado con la rusa Olga Khokhlova, madre de su hijo Paulo, y compartía casa con la sueca Marie-Thérèse Walter, madre de Maya. La pasión amorosa entre Picasso y Maar estalló con tal furia que parecía que nada de lo que ocurría a su alrededor importaba.”

García, Ángeles. “Dora Maar, la musa doliente.”

Dora Maar poseía un carácter especial, fuerte e impulsivo y ésto lo descubrió Picasso el mismo día que la conoció. Ella estaba jugando con una navaja que habitualmente llevaba en el bolso. Se la pasaba rápidamente entre los dedos, incluso cortándose. El pintor malagueño quedó embelesado y le acabó pidiendo sus guantes llenos de sangre. Con los guantes, Dora le entregó su vida.

Desde entonces, Picasso le robó parte de su nombre, aunque no su espíritu inquieto, creador y político.

Dora se convirtió en amante y musa del pintor. Fueron siete años de una relación absorbente, en los que Picasso la absorbió totalmente.

La relación con el pintor fue muy tormentosa. Picasso nunca abandonó del todo a Marie-Thérèse Walter y, además, se enamoro de Françoise Gilot, 20 años menor que Maar.

Dora Maar era una artista que registró, uno a uno, los pasos de creación del cuadro Guernica. Casi con devoción, seguía en silencio los trazos del pintor, y a día de hoy ese conjunto de fotografías constituyen un conjunto de valor documental incalculable.

Picasso fotografiado por Dora Maar durante la ejecución del Guernica.

“Dedicada en cuerpo y alma a Picasso, Dora documenta con su cámara la compleja realización del mural más famoso del mundo: el Guernica. Su objetivo detalla la metamorfosis de los personajes que ocupan la tela, un trabajo por el que Dora Maar nunca llegó a cobrar nada…”

Dora Maar, también fue el germen e inspiración que permitió cambio en el estilo pictórico de Picasso, en la época de guerras. Ella alentó su conciencia y compromiso político.

Dora sera la primera mujer que llora en los cuadros de Picasso con sus dedos convertidos en cuchillos. La mujer callada y seria. La mujer de mirada inquietante. Dora fue la amante de Picasso mas retratada por él.

Dora Maar, la amante más retratada por Picasso.

La relación con Picasso se fue deteriorando, llegando a su fin en 1946 cuando Gilot obliga a Picasso a declarar que ya no hay nada entre él y Dora.  La relación con Picasso se transformó en una extraña forma de tortura y humillaciones.

“Dora inició un descenso a los infiernos en una dolorosa caída durante la que recaló en hospitales psiquiátricos, con aplicación de electroshocks incluida, hasta terminar refugiada en la religión en su apartamento parisino, alejada y apartada de un mundo en el que durante unos años había sido una de sus reinas imprescindibles.”

Ángeles Garcia.

Picasso culpó del colapso de Dora Maar a la relación que ella tenía con “los irracionales y excéntricos surrealistas”.

Se ha escrito mucho sobre la historia de esta ruptura y siempre señalándola a ella como la culpable. Victoria Combalia, crítica y comisaria de arte, escritora sobre Dora Maar, (Dora Maar, más allá de Picasso) explica que esa interpretación ha sido una mancha que pesa sobre el nombre de Dora Maar y que no es cierta.

Poco se habla de la misoginia de Picasso hacia sus mujeres. En el contexto de aquella época, las consecuencias psicológicas del maltrato se interpretaron como locura.

“Respecto a la relación de Picasso con las mujeres es cierto que llegaba a amarlas apasionadamente pero pasado un tiempo, más o menos largo, terminaba por despreciarlas, se cansaba de ellas y las aborrecía. Más pronto que tarde encontraba una nueva “presa” a la que conquistar. Los casos más terribles fueron el ahorcamiento de Marie Thérèse en el garaje de su casa, Jaqueline cuando se pegó un tiro unos años después de la muerte del genio, o la bailarina Olga Koklova, que terminó en un psiquiátrico”

Paula Izquierdo, “Picasso y las mujeres”

Lo cierto es que, Dora Maar atesoró a lo largo de su vida todo cuando Picasso había tocado en su casa. Lo adoró hasta el último día.

Desde la ruptura, el nombre de Dora Maar quedó oculto tras la sombra de Picasso. Y, poco a poco, su figura fue quedando en el olvido, mientras que el pintor se convirtió en un icono.

“Necesito construir un halo de misterio entorno a mí porque todavía soy demasiado conocida como mujer de Pablo”. Dora Maar.

Cuando falleció, sola, en un hospital de París, el periodista Alan Riding escribió:

“no era más que un pie de página en la vida de un gran artista que había muerto veinticuatro años antes”.

Se había convertido en católica ferviente y legó a un monje las más de 130 obras que le había regalado Picasso.

En 1997, Dora Maar, murió sola a los 80 años.

“Quizás Picasso llegó a destruir en algún momento a Dora Maar, pero jamás llegó a destruir a la artista ni a su historia”. añade Victoria Combalia.

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