
Mary Cassatt, una de las grandes damas del movimiento Impresionista.
Siempre que hablamos de Impresionismo, sobresalen los artistas masculinos que formaban parte de este movimiento artístico. Pero en el grupo también había mujeres: una de ellas fue Mary Cassatt.
Nacida en Pensilvania, en el seno de una familia acomodada, pasó la mayor parte de su vida en Francia, donde conocería a los artistas que cambiarían el arte moderno. Fue descrita por Gustave Geffroy en 1894 como una de las tres grandes damas del impresionismo junto a Marie Bracquemond y Berthe Morisot

A finales del siglo XIX, la concepción del mundo, en cuanto a cuestiones de género, era muy arbitraria: los hombres tenían acceso a mucho espacios de la vida social en los que la mujer estaba vetada o quedaban relegadas al ámbito de lo doméstico o un simple elemento decorativo. Aquellas que traspasaban los límites se alejaban del ideal de mujer respetable exponiéndose a la desaprobación social.
Mary Cassat, sin embargo, es una excepción porque pertenecía a una clase social acomodada, en la que la educación era un factor importante. Concedía mucha importancia a la cultura de viajar y permitía las aspiraciones artísticas de las mujeres, aunque no consideradas como una verdadera vocación. Más bien como un añadido en su papel decorativa.
Nuestra artista Impresionista pasó su infancia entre los EEUU y Europa: París, Alemania e Italia, donde descubrió y se despertó su admiración los grandes maestros Rembrandt y Velázquez.
Pero fue en la Exposición Universal de París de 1855 donde tuvo su primer contacto con los artistas franceses Ingres, Delacroix, Corot y Courbet. También con Degas y Pissarro, quienes más tarde serían sus colegas.

Mary Cassatt decidió entonces ser artista. Comenzó a estudiar pintura en la Pennsylvania Academy of the Fine Arts a los 15 años.
Sus padres se opusieron, en parte, por el constante acceso a las ideas feministas, no comunes durante la época, y al comportamiento bohemio de algunos de sus compañeros masculinos. Aunque había un porcentaje alto de mujeres que estudiaban en la academia, todavía se las miraba como si estuvieran adquiriendo una nueva habilidad social, más que como mujeres que querían hacer carrera en este mundo.
Más de un disgusto le causó a su familia que la joven participara en juergas con sus compañeros, entre los que se encontraba Thomas Eakins.
Tweet
Thomas Eakins fue un pintor realista que mostró la vida cotidiana de finales de siglo en Estados Unidos. Escenas de la vida habitual, pero con un detallismo sorprendente que dejaba ver la psicológica de los personajes. Pensaba que la anatomía fundamental para la representación artística del ser humano. Thomas Easkins se convertiría, con el tiempo, en uno de los más controvertidos directores de la Academia.

Cassatt se sintió pronto insatisfecha por la lentitud del aprendizaje de la Académico. En el fondo la despreciaba porque no le permitía trabajar con modelos desnudos, por lo de ser mujer. Sólo podía dibujar moldes.
Tweet
Mary Cassatt se marchó a París en 1866 con la idea de estudiar a los viejos maestros del arte por sí misma, viajando de nuevo a París en compañía de su madre y algunos amigos de la familia. En París, las mujeres todavía no podían asistir a la Academia École des Beaux-Arts. Y comenzó a recibir clases particulares del maestro Jean-Léon Gérôme.
Jean-Léon Gérôme fue el clásico artista academicista: buen estudiante que viajó a Italia para conocer a los clásicos . Realizó obras de temática histórica y mitológica llevando a lo más alto el arte académico francés.
Cassatt complementaba su formación artística con copias diarias en el Louvre. El museo también servía como lugar de encuentro social para franceses y estudiantes americanos que, como Cassatt, no tenían permitido asistir a los cafés donde la vanguardia socializaba.

La escena del arte francés se encontraba en un proceso de cambio. Artistas radicales como Courbet y Manet trataban de romper con la tradición académica aceptada y los impresionistas estaban en sus años de formación. Los artistas estaban abandonando el estilo de la Academia y cada uno buscaba sus nuevas maneras y opciones.
Cassatt, por el contrario, continuó trabajando de la manera tradicional, presentando obras al Salón durante más de diez años, lo cual aumentó su frustración.
Al estallar la guerra franco-prusiana, a finales de 1870, regresó a Estados Unidos, donde tuvo que vivir de nuevo con su familia. Durante esta fase en Estados Unidos, expuso un par de cuadros en una galería de Nueva York, donde tuvo una buena crítica pero no vendió sus cuadros. Posteriormente se trasladó a Chicago para probar suerte, perdiendo varias pinturas en el gran incendio de 1871.
Desanimada por la falta de actividad se traslada a Europa. En 1872, su pintura “Dos mujeres lanzando flores durante el carnaval” fue bien recibida y comprada en el Salón de 1872 .

En 1874, Mary Cassatt, se instala definitivamente en París, donde abre un estudio.
Ese mismo año, otra de sus pinturas fue aceptada por el jurado para ser expuesta en el Salón de París. Los críticos comentaron de su obra que poseía colores muy brillantes y que sus retratos eran demasiado fieles para favorecer al modelo. Mary Cassat criticó nuevamente la política del Salón y el estilo tradicional que en él prevalecía. Cassatt fue contundente en sus comentarios.
Sin dudarlo, apuntó las dificultades que una mujer encontraba para que sus obras fueran aceptadas en el Salón. Dijo abiertamente que las obras de las artistas femeninas eran tratadas con desprecio a menos que la artista tuviera un amigo o protector dentro del jurado.
La pintora se volvió más cínica y su obra empezó a hablar de temas de actualidad. En 1877 las dos pinturas que presentó al Salón fueron rechazadas y por primera vez en siete años no tenía obras expuestas en él.

En 1875, tras ver una obra al pastel de Edgar Degas en el escaparate de una galería de arte, Mary Cassatt, llegó a la conclusión de que no estaba sola en su rebelión.
En una carta que escribió a un amigo decía: «Solía aplastar mi nariz contra las ventanas para absorber todo lo que podía de su arte… Cambió mi vida, desde entonces pude ver al arte del modo que siempre quise verlo». Mary Cassat se refería a Degás.
Fue este el momento en el que Degás comenzó a formar parte de su vida.
Mantuvo una relación muy dificultosa con Degas. Como Cassat afirmaba a una de sus amigas más intimas “Durante meses no podíamos ni vernos. Pero, después, algo que había pintado yo nos volvía a unir”. Cassatt y Degas trabajaron estrechamente durante el otoño e invierno de 1879 a 1880, mientras Cassatt aprendía la técnica del grabado.
Degás la invitó a mostrar sus obras a los impresionistas. El grupo había comenzado a exponer de forma independiente en 1874 con mucha notoriedad y habían cosechado la ira de los críticos desde hacía varios años.
Los impresionistas, también conocidos como Los Independientes O Intransigentes proponían un manifiesto diferente al habitual: preferían la pintura al aire libre y la aplicación de colores puros no mezclados en la paleta a base de pinceladas sueltas, lo que permitiría al ojo combinar los resultados de una manera “impresionista”.

Aceptó la invitación de Degás y comenzó a preparar cuadros para la próxima exposición impresionista, prevista para 1879. Se sentía ya parte del grupo de los impresionistas y se unió a su causa con entusiasmo. Además de Degas hizo una gran amistad con Pierre-Auguste Renoir y Berthe Morisot.
Compartió con el grupo el mismo sentido de la luz y del color, permaneciendo unida al círculo de los impresionistas hasta 1886, descartando cualquier otro estilo.
La pintura de Cassatt era de una gran calidad, fruto de su talento. Si no hubiera sido mujer, estaría considerada como una artista de renombre impresionista.
Su obra fue amplia. Destacan imágenes de la vida social y privada de las mujeres, maternidades, y demás pinturas donde casi siempre está la presencia de la figura femenina, reivindicándola.
“Muchos historiadores del arte han interpretado que sus escenas domésticas eran una forma de apoyar las vidas confinadas de las mujeres en el siglo XIX”, señala la comisaria de arte Nancy Mowll Matthews, gran especialista en Cassatt y autora de una biografía de referencia.
“En realidad, el tema de la madre y el hijo no era un símbolo de las restricciones de la mujer, sino de su papel central respecto a la inmortalidad. La de Cassatt no pasó por tener hijos, sino por colgar sus cuadros en museos junto a Botticelli y Rafael”, añade la comisaria.

No mostraba a las mujeres como las figuras femeninas clásicas de la pintura religiosa, pero tampoco como las femme fatale de los impresionistas. Cassatt, con sus lienzos, afirmaba que las madres de familia inscritas en el antepasado de la clase media también tenían derecho a protagonizar sus propios cuadros.
La década de 1890 fue su época más creativa. Mary Cassatt expuso en las mejores galerías neoyorquinas y se convirtió en modelo a seguir para jóvenes artistas norteamericanas.
En 1891 exhibió una serie de coloridas pinturas entre las cuales destacan: «Mujer tomando un baño» y «El salón de belleza», cuadros inspirados en el arte japonés que fueron exhibidos en París un año antes.

Esta forma de plasmar a las mujeres, sin embargo, disgustó a la sociedad “biempensante” en su país natal. En 1895, cuando presentó una de sus obras, El baño, la crítica se estremeció y lo llamó “crudo”, “brutal” y “poco armonioso”.

Qué es lo que pudo ofender al público de esta obra? En primer lugar que la figura de la pequeña aparece semidesnuda, lo que se oponía frontalmente a las decorosas leyes del academicismo victoriano. Y después, que su protagonista era una mujer respetable que se ocupaba de una tarea propia del personal doméstico.
En 1911, Mary Cassatt, fue diagnosticada de diabetes, reumatismo, neuralgia y cataratas, enfermedades que 1914, la obligaron a dejar de pintar.
A pesar de sus múltiples dolencias, en 1915 contribuyó a la causa y movimiento sufragista con varias pinturas. Mary Cassatt siempre fue una feminista, y apoyó activamente el sufragio femenino.
Nunca contrajo matrimonio, pues desde muy pronto consideró que ello era incompatible con el desarrollo de su carrera. Más bien creía que los hombres era un obstáculo. A finales del siglo XIX, las mujeres que querían vivir en libertad debían separarse de ellos”, expresó el historiador Paul Fisher, especialista en la Belle Époque, en 2016.
Cassatt también es considerada la mayor responsable de la introducción del impresionismo en Estados Unidos. Fue una mujer independiente, feminista y activista. Fue una mujer de tendencias claramente feministas, que pasó de pintora de la vida moderna a retratista de la maternidad. Pero evitó el costumbrismo en sus obras, a pesar de las escenas domésticas y maternales, gracias a la dignidad con la que miró a las mujeres.
Mary Cassatt falleció en Château de Beaufresne, cerca de París, el 14 de junio de 1926.
Si te ha gustado este artículo, apoya nuestro proyecto compartiéndolo. Gracias!
Suscríbete a ARTEyALGOmás y recibe nuestros artículos en tu email.
Difrutad del arte!
Joven leyendo Jules secado por su madre

