
Sumi-e, el arte zen de la pintura.
Sumi-e es una técnica de dibujo monocromático basada en la tinta negra en todas las gradaciones posibles. Se desarrolló en China durante la dinastía Tang (618-907) y se implantó como estilo durante la dinastía Song (960-1279).
El término japonés sumi significa tinta negra y e significa pintura. La técnica nació en China pero llegó a su esplendor cuando llegó al Japón del siglo XIV, al ser introducida por los monjes budistas zen. e, pintura. Esta técnica artística monocromática se centra en el uso de la tinta china como elemento principal.
La pintura es el género de arte más importante en China. Para sus artistas, la ejecución de la pintura desvela el misterio del universo. Arraigada en filosofía fundamental, el taoísmo, la armonía de una obra de arte refleja la armonía universal del Tao. Siendo este último el principio supremo que ha generado el mundo y rige el ritmo secreto de la naturaleza.
No es casual, por ello, que la temática dominante de la pintura china sea el paisaje, que presenta siempre detalles realistas y metafóricos.
Los asistentes a una sesión de pintura Sumi-e quedan fascinados por la ejecución que hace el artista como si de una danza mística se tratara. Ya que, para realizar sus obras un profesor o profesora de Sumi-e utiliza los conocidos como cuatro tesoros o pilares en los que se basa esta técnica.

La pintura con tinta Sumi-e es uno de los caminos que la filosofía zen utiliza para el conocimiento de uno mismo. Al igual que el arte floral ikebana, el Sumi-e tiene una finalidad más espiritual que estética, aunque el sentido de arte está implícito en su resultado.
Sus primeros maestros fueron Wu Tao-tsen y el poeta Wang-wei. Inicialmente, la técnica sólo era ejecutada por monjes budistas zen, pero después también pasó a ser utilizada por artistas. Por ello hubo un tiempo en que la pintura con tinta negra Sumi-e y la pintura zen, llamada Zenga, fueron prácticamente de la mano.

La pintura china clásica se puede considerar como una rama autónoma de la caligrafía china fundada sobre los cuatro tesoros de la escritura: pinceles, tinta, tintero y papel.
Las pinceladas del Sumi-e son suaves. Los elementos de la obra van apareciendo del contraste entre manchas y líneas sencillas, ya que el artista de esta técnica no se detiene en los detalles. Al estar basada en la filosofía taoísta busca la naturalidad, la simplicidad y la espontaneidad.
La técnica se ejecuta en horizontal, a mano alzada y con el pincel en vertical.

El Sumi-e presta mucha atención a la organización general de la obra y a la dirección de trazo. Un elemento fundamental es el vacío. Al contrario que la pintura occidental del barroco y el manierismo, el espacio en blanco puede representar el cielo, el agua, la tierra, las nubes o, incluso, el infinito. Este vacío se suele comparar con los silencios que existen en una partitura musical pero su función es que el observador lo llene con su propio pensamiento y libre imaginación.
Los temas y fuentes de inspiración del Sumi-e son el paisaje, flores, animales, las estaciones y se inspiran en las pinturas de los antiguos maestros chinos y japoneses.
“la obra de arte presenta un vacío para que usted penetre en él y lo llene de emoción estética”.
Okakura Kakuzo, que fue director de la Escuela de Bellas Artes en Tokio

Pero hay cuatro elementos muy representados. El crisantemo que se identifica con otoño y la humanidad. En China, esta planta tiene poderes curativos y se relaciona con la longevidad. El ciruelo en flor es otro elemento muy popular y hace alusión al invierno, la pureza y la esperanza. La orquídea representa la primavera, la femenino, la serenidad, la inocencia y personifica la perfección. Finalmente, el bambú que se identifica con el verano, la integridad y la fuerza.

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