
Una apasionante historia de amor que terminó mal.
La novia del viento también conocida como La Tempestad es una obra de arte que homenajea la fuerza del amor en la relación de casi tres años que mantuvo el artista Oskar Kokoschka con su amante Alma Mahler.
Alma Mahler, viuda del compositor Gustav Mahler, fue una mujer mas allá de una simple musa. Alma se rebeló contra la tradición y las formas socialmente establecidas y, por supuesto, contra la sumisión esperada en las mujeres de principios de siglo XX. Expresaba su opinión sobre cualquier tema sin importarle lo polémico que resultara.

Pero, como sucedió con tantas mujeres artistas y escritoras de entonces, pasó a la historia como la esposa o compañera de lo que se consideraban grandes figuras de la época. Su talento como compositora y pianista, quedó supeditado a sus parejas, pero lo que no se puede negar es que fue una inagotable fuente de inspiración para los hombres con los que compartió su amor.
Alma es la mujer inmortalizada en la obra de Klimt, El Beso, del que recibió su primer beso cuando tenía 16 años.

A los 23, se casó con Gustav Mahler, compositor y director de orquesta. La amó profundamente y la admiraba como compositora, pero frustró su carrera y la forzó a concentrarse en sus tareas como esposa. Paralelamente, mantuvo relaciones con Walter Gropius, fundador de la Escuela de la Bauhaus y con Franz Werfel, gran novelista.
Según explica Susanne Keegan, autora del libro Alma Mahler, La novia de viento, la muerte de su padre cuando ella tenía 13 años, resultó ser un golpe tan fuerte que facilitó el nacimiento de esa faceta de mujer independiente y firme que nunca la abandonó.
Se educó entre artistas, escritores y músicos lo que facilitó ser una mujer culta y creativa, que nunca pasó desapercibida. Siempre lejos de lo políticamente correcto de la alta sociedad del momento.
El pintor Oskar Kokoschka conoció a Alma cuando contaba con 30 años y él 23. Kokoschka nació en 1886 en Austria, en una familia humilde que vivía precariamente. Siempre mostró inclinaciones al arte y la literatura y comenzó a estudiar en la Escuela de Artes y Oficios de Viena.

Su primer trabajo fue como delineante en la oficina del prestigioso arquitecto Josef Hoffmann. Esto le permitió relacionarse con el ambiente intelectual y artístico de la capital vienesa. Ese mismo año publicó su primer libro de poemas, que él mismo ilustró, Los Muchachos soñadores.
También realiza una serie de carteles y postales para los Talleres Vieneses, pero sus obras fueron mal acogidas por la crítica. Oskar Kokoschka se relacionó con el círculo del principal artista del momento: Gustav Klimt. De él aprendió el manejo del color y la textura como medios expresivos.
Oskar conoció a Alma una noche en la que cenaron juntos y luego ella se sentó al piano y tocó ‘La muerte de amor’, el aria final de Tristán e Isolda.
A partir de 1912 empezó el tormentoso romance con Alma Mahler. El día siguiente a la cena, Alma recibió la primera de cuatrocientas cartas de amor que recibiría en total del pintor. La amaba como un loco y con una pasión que apenas se distinguiría de la locura.
Tal era la pasión que sentía el artista, que hay que aportar un dato curioso a esta historia. En esos momentos llegó a Europa una enfermedad que tenía su origen en Malasia y denominada “el síndrome de Amok”. Provocaba en los enfermos grandes fiebres con convulsiones que los impulsaba a asesinar y morir. Para Oskar Kokoschka el nombre de la enfermedad (AMOK) reunía las iniciales de los amantes (AM y OK).
¿Qué más señal, augurio o premonición podía existir para que esa relación saliera mal?
Pero en la vida no todo es perfecto. Los años 1912 al 1914 están dominados por la figura de Alma. Siempre estará presente en sus obras, incluso cuando no está representada directamente. Durante estos dos años de romance, el artista realizará algunas de sus mejores y poderosas obras. Conocido principalmente por sus retratos y paisajes expresionistas. Kokoschka siempre afirmó que el poder seductor de Alma radicaba en la fuerza de la representación que hace de sí misma: un ser excepcional, un objeto precioso, una criatura superior.
Ten presente que solamente tú me importas y que no debes vacilar ante tu decisión de asumir el peligro que supone para mí el perderte, pues ese peligro ya no será tal si realmente has decidido abandonarme. Pero, si utilizas la fuerza de tu alma y la belleza de tu cuerpo, tan importantes para mí, para hacer de mí una víctima viva y eficiente, entonces tú serás el motivo de mi vida, me darás fuerzas y tú y yo seremos uno. Lee esta carta cada día, Alma.
Cartas a Alma Mahler. 1905-1919. Oskar kokoschka
Pero su obra más vibrante, conocida y testigo de su romance fue La novia del viento, pintada en 1914. El título de la obra surgió del poeta Georg Trakl que lo visitaba casi a diario y ensalzaba la pintura en su poema Die Nacht (La noche). El poeta, como todos en Viena, conocía la historia de amor y vio sus rasgos representados en la escena.
La obra más conocida de Kokoschka, La novia del viento, es una imagen alegórica que presenta un autorretrato del artista, acostado junto a su amante Alma Mahler. En el cuadro se pinta abrazado a ella, los dos ardiendo en el interior de una bola de fuego azul. Los dos amantes están relajados, unidos tras el acto de amor. Ella duerme apoyada en su hombro. Pero el artista permanece vigilante, atento y mirando al vacío.
La obra es, en sí misma, una metáfora de su historia de amor. El artista siempre temió perderla y justo ese miso año se produciría la ruptura cuando Alma volvió a relacionarse con su primer amante, Walter Gropius.
Otra de sus obras dedicadas a Mahler, ‘Dos desnudos’ (Amantes), ambos tienen una mirada estremecedora, como si estuvieran al borde de la muerte. Alma confesó en su diario:

“Nunca había probado tanto infierno, tanto paraíso”.
alma mahler
La ruptura de la pareja en 1914 tuvo un profundo efecto en Kokoschka, cuya pincelada expresiva se volvió más turbulenta. Alma Mahler fue un espíritu libre y Oskar Kokoschka, un amante posesivo y celoso. Le costó mucho olvidarla
Participa de forma voluntaria en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo no es suficiente para cerrar la herida abierta que le dejó el abandono de Alma.
En 1918 el pintor sufría graves lesiones en la cabeza y su obsesión por su amada le llevó a ordenar a un modista de Stuttgart, Hermine Moos, una muñeca de tamaño natural que tenía que reproducir las características de su amada La novia del viento.
Si es capaz de llevar a cabo esta tarea como desearía, de engañarme con semejante magia que cuando la vea y la toque imagine que tengo a la mujer de mis sueños frente a mí, entonces querida Fräulein Moos, estaré eternamente en deuda con sus habilidades de invención
carta de oskar a Hermine moos.
Un títere, una muñeca con las características de la amante que huyó, una compañera fiel por el resto de su vida. Sin embargo fue destruida por el propio Kokoschka poco después de su creación.

Ya en el verano de 1912 había sucedido otro hecho alarmante. Alma había quedado embarazada del artista. En otoño decide abortar y Kokoschka cogió una gasa ensangrentada y se la llevó a casa. “Este es mi único hijo y siempre lo será”, dijo
Alma Mahler muere en Nueva York, el once de diciembre de 1964. La larga y agitada vida del gran pintor austríaco, exponente del expresionismo, concluyó al no superar un infarto. Su fallecimiento sobrevendría mientras se encontraba dictando sus memorias.
Una historia apasionante de amor que merece la pena ser compartida. Si te ha gustado, comparte!!!. Gracias.
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