Guerrilla Girls, arte por la igualdad.
El MOMA de Nueva York celebró en 1985 una exposición de arte contemporáneo titulada “An Internacional Survey of Painting and Sculpture”.
Se expusieron obras de 169 artistas. Sólo 13 eran mujeres.
Delante del museo se manifestaba las Guerrilla Girls: un pequeño grupo de mujeres que llevaban máscaras de simios. Se manifestaban contra la desigualdad y compartían un sentimiento de frustración al comprobar que las mujeres artistas seguían sin ser reconocidas en el mundo del arte y que las diferencias entre sexos continuaban, a pesar de los años.
Sus nombres eran anónimos, pero el grupo estaba formado por mujeres de diferentes edades y procedencias étnicas; no sólo artistas, sino también comisarias de exposiciones e historiadoras del arte.

Pero el movimiento de arte feminista había surgido años atrás, en la década de los años sesenta, consolidándose en los setenta como parte del movimiento feminista más amplio. Este movimiento se centró en examinar las representaciones de las mujeres en el arte y del arte producido por mujeres.
Pretendía hacer más visible el arte realizado por mujeres dentro de la historia del arte y la práctica artística; asimismo, examinaba conceptos y temas de la crítica de arte desde la óptica feminista, tales como la representación, las estrategias materiales y la estética.
El arte feminista es un arte político, que pretende ser hecho por mujeres y sobre las mujeres y su situación social, tratando temas como la violación, el racismo o las condiciones laborales.
Los medios utilizados son y fueron diversos, desde las performances a las artes menores como el bordado, telas, papel recortado o el patchwork.
La mayoría rechazaron los medios tradicionales como la pintura y la escultura porque se trataban de parcelas masculinizadas y de exclusión de artistas femeninas, independientemente del nivel de excelencia de la artista.
Se centraron en la fotografía e irrumpieron como pioneras del vídeo, protagonizados casi siempre por ellas mismas, bajo el lema:
“lo personal es político”.

Su arte trataba temáticas, hasta entonces, inéditas en el arte : la opresión masculina, rechazo a reducir a la mujer como un objeto de deseo o máquina meramente reproductiva. Se burlaban de los estereotipos asignados a la mujer, como madre y sirvienta, cocinera o secretaria. Luchaban contra los patrones educativos impuestos, contra la violencia machista y la liberación sexual.
Llegados a este punto, hay que diferenciar el «arte hecho por mujeres», que puede ser igual, en cuanto a temas y géneros, al de otras tradiciones, de lo que es un «arte feminista», que pretende ser diferente, tratar otros temas y alterar los valores tradicionales en el arte .
En 1971 la historiadora americana Linda Nochlin se hacía una de las preguntas más incómodas a las que ha tenido que enfrentarse la Historia del arte en las últimas décadas: ¿por qué no ha habido grandes mujeres artistas? La respuesta es evidente: haberlas las ha habido, la cuestión es que han sido relegadas al papel de musa y esposa.
Manuel Jesus Roldan.
Manuel Jesús Roldán en ‘Eso no estaba en mi libro de Historia del Arte’ “que la concepción decimonónica de la mayoría de los manuales del tema las excluyeron aunque hubiera mujeres retratistas de Corte, escultoras de cámara o pintoras religiosas. “Han sido silenciadas y su rescate del olvido, afortunadamente recuperado en los últimos años, merece todos los empeños”.
En el siglo XIX hay nombres propios reconocibles, como los de Berthe Morisot, Mary Cassat y Marie Bracquemond, las tres mujeres que formaron parte del Impresionismo, al igual que la escultora Camille Claudel. El siglo XX tampoco trató muy bien a sus artistas, aunque nombres como Frida Khalo, Georgia O’Keefe, Berthe Moristot, Sonia Delaunayo Tamara de Lempicka son más conocidas. Pero en el olvido han quedado nombres como los de Sophie Taeuber Arp, Lenora Carrington, Lee Krasner, siempre a la sombra de Pollock, su marido, o Florine Stettheimer, la mujer que hizo el primer autorretrato desnuda de la historia del arte.

Y citando más nombres podríamos seguir, incluso anteriores. Mira también.
Pero volvamos a uno de los grupos mas “guerrilleros” del arte: Las Guerrilla Girls.
Eran feministas y su forma de actuar consistía en mostrar al público la discriminación que vivían las mujeres artistas, acusando directamente a las instituciones. Sus mensajes irónicos y sus declaraciones provocadoras, atrajeron, rápidamente el interés sobre este grupo.
Se llamaron así por usar tácticas de guerrilla de comunicación.
Tampoco se sabe su número exacto, aunque más de 55 artistas han formado ya parte del grupo. También han surgido imitadoras que han llevado su mensaje por todo el mundo.

Surgieron en la escena artística norteamericana a mediados de los 80.
¿Qué sucedía entonces en el mundo arte? Jeff Koons había metido en una vitrina un par de aspiradoras y presentaba su conocida estatuilla dorada Michael Jackson and Bubbles (1985). Haim Steinbach ponía sobre una peana unas zapatillas Nike junto a una lámpara con patas de ciervo, Charm of Tradition (1985).
Hacían gala de la creciente mercantilización del arte, de la publicidad y de convertir el objeto artístico en algo fetichista. El objeto artístico era un bien de consumo más, de lujo en un sistema que en, Estados Unidos, vino a llamarse Commodity.
El East Village pasó a ser el lugar de moda con galerías de arte que apoyaban a los nuevos artistas posmodernos y que defendían una actitud antimercado.
También alzó la voz un grupo distinto de artistas que hasta entonces habían quedado marginadas por cuestiones políticas o étnicas. Artistas como Tim Rollins y Barbara Kruger, que ponían el acento creativo en el activismo social, reivindicativo y que actuaba tanto en la calle como en galerías y museos.

Las Guerrilla Girls se denominaban entonces “artistas políticas” y utilizaban la acción y el lenguaje como herramienta creativa. Invadían con pegatinas cabinas de teléfonos, vallas publicitarias, revistas, camisetas, pancartas…
Ellas mismas definen su trabajo como “la conciencia del mundo del arte”
Ocultaban sus rostros bajo mascaras de simios, basadas en el personaje de King Kong, que era un símbolo masculino. Y porque querían, de alguna manera, emular a Marlen Dietrich que había llevado un disfraz de gorila en su película de los años treinta, “La Venus Rubia”.
Según ellas, era más importante el objetivo de sus actividades que su propia subjetividad: “queremos poner el foco en nuestros objetivos, no en nuetra identidad o en las obras de cada una de nosotras”.
“El mundo del arte es muy pequeño. Al principio teníamos miedo que si denunciábamos a sus miembros más poderosos sería como mandar nuestras carreras a la basura. Queríamos enfocarnos con ciertos aspectos desde una perspectiva global, no desde nuestras obras particulares”,

Tras esa primera manifestación ante el MOMA, llevaron a cabo otras acciones de protesta para poner en evidencia y criticar a todo el mercado artístico, incluyendo a coleccionistas, propietarios de galerías, que fomentaban el desequilibrio entre sexos en el mundo del arte.
Sus primeras obras fueros carteles que colgaban en las calles del Soho. Crearon anuncios para autobuses, revistas. Querían llegar a todas partes.
Pretendían conseguir que el arte de museos y galerías mostrara una imagen real de la historia y del actual panorama cultural, al que consideraban un inventario de contribuciones masculinas. Criticaban que la cifra de arte femenino expuesto fuera inferior al 10%
Sus protestas también abordaron temas como la discriminación racial, el aborto, la violación, la pobreza o la Guerra del Golfo.
En 1989 colocaron un cartel frente al Metropolitan Museum de Nueva York, en otra de sus acciones, que decía:
¿Tienen las mujeres que estar desnudas para entrar en el Met. Museum? Menos del 5% de los artistas en las secciones de Arte Moderno son mujeres, pero un 85% de los desnudos son femeninos
El cartel contenía una reproducción de la “Gran Odalisca” de Ingres, imagen icónica del desnudo femenino.
La odalisca de las Guerrilla Girls no se contenta con ser relegada a mero sujeto pasivo, sino que se subleva ante esta situación y lo hace colocándose, como sus creadoras, una máscara de gorila.
De esta manera critican el estereotipo de la mujer como objeto de deseo.
En una de sus obras gráficas mas conocidas enumeran una serie de “ventajas” que se le pueden atribuir a las mujeres artistas: trabajar sin la presión del éxito; tener la oportunidad de escoger entre tu carrera y la maternidad; ver tus ideas reflejadas en el trabajo de otros; estar segura de que cualquier tipo de arte que hagas será catalogado como femenino; ser incluida en versiones revisadas de la historia del arte….

Han presentado, siempre, en sus obras, los puntos de vista feministas con un humor descarado y divertido. Muchas personas que, inicialmente, no estaban de acuerdo con las posiciones de las ‘Guerrilla Girls’, se han visto atraídos por su “saber hacer” gracioso e irreverente, y con frecuencia cambian su modo de pensar.
En 1999 el colectivo, que ya había crecido considerablemente, decidió establecerse como Guerrilla Girls Inc, aunque un año después el grupo comenzó a disgregarse.
Hoy en día, existen tres grupos: uno de ellos es teatral y viaja denunciando las carencias de este sector.
Los otros dos son grupos de arte visual y también denuncian la marginalización de la mujer en el arte.
Actualmente siguen realizando proyectos y exhibiciones en museos, atacándolos por su mal comportamiento y prácticas discriminatorias en sus propios muros. En 2015 , sobre la fachada del Museo Whitney en Nueva York, publicaron su proyección sigilosa de 2015 sobre la desigualdad de ingresos.
Bilbao y Madrid, la exposición retrospectiva ” Guerrilla Girls 1985-2015″. Mantienen una exposición itinerante en los Estados Unidos: ” Guerrilla Girls: No están listas para hacer bien” que sigue atrayendo a miles de personas.
Como el colectivo dice: ¿Que sigue? Más quejas creativas !! ¡Nuevos proyectos en Londres, París, Colonia, y más!
La lucha sigue porque algunas cosas han ido cambiando en el mundo del arte, a mejor. Pero las Guerrilla Girls piensan que todavía queda mucho camino por recorrer:
“Las cosas han mejorado, sí, al menos en un primer nivel. Pero muchos museos se están quedando rezagados. En Estados Unidos, por ejemplo, muchos museos son supervisados por un comité asesor formado por empresarios adinerados que donan dinero y obras de arte a cambio de deducciones fiscales enormes. No hay que ser un genio para darse cuenta de que el sistema del arte es maloliente para la corrupción desde que los coleccionistas pueden promover adquisiciones de obras de artistas que poseen y hacer así sus colecciones más valiosas. El mercado del arte es el patio de recreo de un 1%. Se ha descrito como el cuarto mayor mercado negro en el mundo, después del de las drogas, las armas y los diamantes.”
La crítica las ha catalogado de hipócritas y de servirse del activismo social para fines puramente propagandísticos. Sus detractores las han acusado de que su auténtico propósito sirvió a la clase de artista más privilegiada y clasista. También se les acuso de haber ignorado a las mujeres artistas que sufren misoginia, patriarcado o presidio en otras partes del mundo, centrándose tan solo en su propia entrada en el mercado artístico.
Por esta razón, las Guerrilla Girls actuales ponen más énfasis en promover campañas a nivel mundial en contra de la violencia contra la mujer, la igualdad racial, la guerra o las dictaduras policiales.
Si te gustan las Guerrilla Girls, puedes ver más de su trabajo, aquí
Disfruta del arte!
