
La absenta como objeto de representación artística.
La bebedora de absenta, del pintor Luis Vargas Santa Cruz.
«Después del primer vaso, uno ve las cosas como le gustaría que fuesen.
Oscar Wilde
Después del segundo, uno ve las cosas que no existen.
Finalmente, uno acaba viendo las cosas tal y como son, y eso es lo más horrible que puede ocurrir»
Wilde se refiere, en esta cita, a una bebida que se hizo famosa en el siglo XIX, especialmente en los ambientes intelectuales, literarios y artísticos. Nos referimos a la absenta, esa bebida que, hoy, catalogaríamos de espirituosa y de un atractivo color verde esmeralda.
Su consumo se hizo popular entre poetas como Rimbaud, Wilde, Baudelaire y Verlaine. Y, tampoco, los mayores artistas del momento como Van Gogh, Lautrec ,Manet, los Impresionistas, Pessoa y el propio Picasso, entre otros, le hicieron asco. En el fondo, el consumo de absenta estimulaba la creatividad.
La absenta como objeto de representación artística dio lugar a numerosas obras de arte y fue y sigue siendo la musa de numerosos artistas, como es el caso de Luis Vargas de Santa Cruz
La hierba Artemisia absinthium, conocida mas comúnmente con el nombre de ajenjo, era utilizada por los egipcios con propiedades curativas. Su uso se transmitió a la antigua Grecia, donde los médicos, filósofos y matemáticos recomendaban la hierba mezclada con vino, donde adquirió el carácter de “remedio para todas las enfermedades”.

En 1792 la bebida dejó de ser, únicamente un remedio casero, para convertirse en un medicamento oficial en manos de un médico francés llamado Pierre Ordinaire.
En la Francia de 1830 era habitual tratar a las tropas francesas con absenta para curar enfermedades. Al mezclarla con vino encontraron placer en su consumo y a su vuelta a casa la pusieron de costumbre entre los más pobres, ya que era una bebida económica.
El éxito de la absenta en Francia se debe a que en la década de 1870 ocurrieron devastaciones en muchísimos viñedos causados por una plaga llamada phylloxera y el vino se convirtió en una bebida muy cara.
Los artistas de finales del siglo XIX y principios del XX, sobre todo en París, la consumían de forma habitual ya que, según ellos, producía inspiración. Sin embargo, lo más probable era que les afectara su alta graduación. Pero todos produjeron obras de arte en las que esta bebida verde era la protagonista.
Edouard Manet comenzó su carrera con “El bebedor de absenta” en 1858-1859. Presentó la obra al Salón Francés de 1859, pero fue rechazada por considerarse un tema inapropiado.

Los bebedores de absenta, de Degas, es una de las obras más populares sobre el tema. En ella aparecen el artista y amigo de Degas, Marcellin Desboutin y la actriz Ellen Andreé.

Paul Gauguin consumía grandes cantidades de esta bebida y se cree que pudo influir en su uso audaz de los colores planos.

París era una ciudad sin límites creativos y mucho menos, morales. En ella se reunía todo el colectivo intelectual del momento, desde escritores, músicos, exiliados, artistas de todo tipo. En un ambiente tolerante, transgresor y donde se vivía al límite, el consumo de bebida formaba parte del día a día.
A finales del siglo XIX, la absenta pasa a llamarse “Fée verte”, Hada verde o también El Diablo verde, y se convierte en la bebida más consumida por la población de todos los niveles sociales. Incluso se celebraba en los bares y cafés la llamada Hora verde a las 5 p.m.

Henri de Toulouse-Lautrec también participó activamente en la vida nocturna. No solo era consumidor de absenta, sino que también la producía caseramente. Creó un mezcla explosiva que apodaba Terremoto formada por absenta y coñac.
También era conocido por llevar un bastón hueco lleno de absenta para sus largas noches e introdujo a Van Gogh en el consumo de esta bebida.

La obsesión y adicción al “Hada Verde” llegó a ser fuerte en Van Gogh, que vendió parte de sus cuadros a los dueños de los bares como forma de pago. Según la historia, en 1888, cuando el artista se cortó la oreja, estaba ebrio de absenta.
Pablo Picasso llegó a París en 1904 y fue un gran consumidor de absenta, que utilizó como fuente y musa de inspiración para muchas de sus obras, sobre todo de mujeres, en un momento en el que el ajenjo era demonizado en toda Europa por sus efectos secundarios.

El consumo de absenta también fue popular en otros países de Europa. Edvard Münch, pintor noruego retrato a su amigo Hans Jaeger consumiendo esta bebida.

La absenta, un elixir prohibido que provoca alucinaciones, dejó de fabricarse en Europa a partir de 1923 y durante 70 años, aunque los fabricantes de bebidas inventaron otros sustitutos que también hicieron las delicias de los artistas.
La bebedora de absenta del artista contemporáneo Luis Vargas Santa Cruz es una obra datada en 2019 que recoge el espíritu de este ambiente bohemio del París del SXIX.
Es probable que, Luis Vargas, comenzará los bocetos de esta obra en París, donde visitaba los clubes y bebía ajenjo junto a su amante Alondra Berber, poetisa, musa y modelo de esta obra.

La pintura representa a una mujer, vestida de verde y con el cabello oscuro y suelto. Sostiene una copa con un líquido verdoso, absenta, que da el nombre al cuadro. La mujer tiene las uñas verdes como Dora Maar, lo que podría ser una referencia a uno de los muchos retratos que Picasso hizo de ella, Dora Maar con uñas verdes.
Otros elementos que aparecen son una fuente con una gota a punto de caer, una cuchara dorada con agujeros y dos cubos de azúcar, que simbolizan y muestran el proceso de preparación del consumo de esta bebida, considerada mística. Esta bebida se toma servida en copa, se añade licor y varias partes de agua fría, que pasa a la copa a través de una cucharilla perforada sobre la que reposa un terrón de azúcar.

La mesa redonda emula a las mesas donde las lectoras de tarot hacen sus sesiones. Los ojos de la mujer parecen perdidos y ensimismados, aunque miran. Son los ojos tranquilos y perdidos de alguien que está embriagado por el consumo de ajenjo, como pasaba en las obras hasta ahora mostradas. En el retrato, la mujer se distingue por su extrema estilización.
La obra es expresionista con tendencia al surrealismo y a nivel artístico, Luis Vargas Santa Cruz mantiene una estrecha relación entre varias manifestaciones artísticas que buscan el estudio, análisis y comprensión del ser humano y el contexto donde se desarrolla.
Nací con la necesidad de expresarme a través de dibujos. Posteriormente conocí la fotografía y diversas técnicas pictóricas que me permitieron desarrollarme y hacer catarsis debido a mi constante depresión. El arte me libera.
Luis Vargas de santa cruz.
Su trabajo como pintor ha sido complementado por su afición por la danza, la poesía, la música y el cine.
Es un incansable promotor de las artes y coordina diversas plataformas y revistas.
Considerado el pintor de la Guerra Sucia Guerrerense, Luis Vargas Santa Cruz, es un artista mexicano que ha adoptado el arte total, como forma de expresión y disfruta de todas las bellas artes. Su trabajo es fundamental en la historia del arte mexicano. Con más de 50 exposiciones individuales y colectivas, su estilo expresionista tiene elementos contemporáneos de crítica social.
La serie pictórica Aicus Arreug es una de las más importantes de su trayectoria, con temática de terrorismo de Estado y ha sido referenciada en diferentes trabajos literarios de verdad y memoria histórica sobre los crímenes de lesa humanidad en México.
Entre sus obras más controvertidas están En el nombre del padre y Sin nombre, que son una crítica a la pederastia en el seno de la Iglesia.

Quiero cambiar realidades inmediatas, aportar belleza y composición a un mundo en constante degradación.
Luis vargas santa cruz.
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Un comentario
sergio rafael gomez y sordi
Yolanda: escribe Sergio Rafael Gómez y Sordo ,desde Buenos Aires. Nuevamente felicitaciones por la excelencia de los acontenidos y la apertura a la investigacion. Muchas gracias