
Arte y coches. Coches y arte. ¡Más unidos que nunca!
Sin límites a la imaginación, el arte nos permite viajar a dimensiones que no podemos alcanzar de otra manera. El arte no puede definirse de una sola manera. Conserva una mirada global y versátil. Por ello podemos hablar de la existencia de “artes” y “artistas” que crean asombrosas obras de arte que componen a partir de elementos y materiales encontrados en diversos lugares, disciplinas y objetos. El arte es capaz de conceder un alma inmortal a un objeto cotidiano, hasta un objeto encontrado en un desguace de coches.
La realidad es la musa donde se inspira el artista para poder, posteriormente, hacer su obra. Las artes reflejan las diferentes influencias del entorno social de cada época
Por ello, la llegada de los automóviles a la vida de las personas, allá por los inicios del siglo XX, causó fascinación, justo cuando reinaba en el mundo del arte una inquietud artística inspirada por movimientos nuevos y vanguardistas. Supuso una fuente de inspiración para diversos artistas. Muchos pintores plasmaron el nuevo símbolo de la modernidad y cambio en sus obras y encontraron en los coches su peculiar musa.
Para algunos artista sirvió de lienzo. Para otros, de inspiración, para sus cuadros. Y hay artistas que incluso, actualmente, los integran en su obra a escala real, creando esculturas con piezas procedentes de desguaces.
“un estallido de expresión artística donde lo material está expresamente unido a lo conceptual, dando vida a auténticas obras de arte”.
Elias Cuadrado. Artista arte industrial.
James Corbett, trabajaba en un desguace en 1999. Descubrió su talento artístico cuando comenzó a crear grandes esculturas con las piezas de los coches que entraban en sus instalaciones.
Lo más impresionante de este artista es que ninguno de los elementos que utiliza son doblados o cortados. Mantiene la integridad original de la pieza del coche. Hoy en día, el trabajo de James Corbett se expone en las mejores galerías de arte y se vende en tiendas de decoración.

Es fácil intuir que el arte no tiene límites y si seguís leyendo lo veréis. Esta unión creativa entre dos aspectos que pueden resultar dispares, ha dado lugar a excepcionales obras de arte. Arte y coches. Coches y arte. ¡Más unidos que nunca!
El hall de Els Quatres Gats, centro de reunión del grupo de los artistas modernistas catalanes a finales del S.XIX, estaba presidido por una obra del artista Ramón Casas, en la cual aparecía junto al empresario Pere Romeu, montados en un tándem.

La obra, realizada al estilo de los carteles publicitarios de la época, puede recordar a artistas como Toulouse-Lautrec. Pero Ramón Casas, ante la aparición de los coches, decidió cambiar esta obra y sustituir el tándem por un coche, dando lugar a la nueva obra que adornaría Els Quatre Gats.
No es extraño que este artista optase por representarse conduciendo un coche, no sólo porque era un vehículo más propio del siglo XX que la bicicleta, sino porque el automovilismo fue una de sus pasiones y una de las primeras referencias en la pintura española al mundo del automóvil.

Si viajamos de España a Italia encontramos al artista Fortunato Depero (1892-1960). Una de las corrientes modernistas que cruzaron Europa en las primeras décadas del siglo XX fue el futurismo italiano.
El Futurismo postulaba por la exaltación de lo sensual, lo nacional y guerrero. Adoraba la máquina y el retrato de la realidad en movimiento. Por ello, muchos artistas de este movimiento representan coches y motos en movimiento.
La principal aportación de Fortunato Depero al mundo del arte sobre ruedas fue Il motociclista (1923).

Una de las obras pictóricas que mezclan la vida real con el mundo del motor es, sin duda, Autorretrato en Bugatti verde (1929), de la artista polaca Tamara de Lempicka (1898-1980). Esta obra tiene doble lectura.
Por un lado, una lectura de corte feminista que hace referencia al salto que las mujeres comenzaron en las primeras décadas del SXX, donde fue posible verlas en ámbitos hasta ahora vetados para ellas, por ejemplo, conduciendo. Incluso el propio protagonismo de la propia pintora en el mundo artístico y cultural, reservado a los hombres en su mayoría.
Por otro lado, la obra representa un homenaje a otra gran protagonista de la época. Concretamente a la bailarina Isadora Duncan, creadora de la danza moderna. En 1927 quiso la vida que la famosa bailarina muriera estrangulada cuando conducía su Amilcar, un deportivo de tamaño pequeño. El largo fular que llevaba al cuello y ondeaba al viento se enganchó en la rueda trasera de su coche, sin poder evitar el aciago accidente.
En 1926, la revista de moda Die Dame, encargó a la conocida y famosa pintora de art decó, Tamara de Lempika una portada que mostrara a la nueva mujer independiente. Su inspiración se centró en ella misma, emulando a la figura de la bailarina sentada al volante de un Bugatti con un larguísimo fular, pero en este caso, muy bien anudado.

Volvemos a los futuristas italianos. Tullio Crail (1910-2000) quería escenificar con sus pinceles la sensación de velocidad. Nos dejó una impresionante obra, La forza della curva (1930) que maximiza el triunfo de la vertiginosidad.

Andy Warhol, autor que conocerás por las famosas pinturas de las latas de sopa Campbell, también quiso dejar constancia de uno de los iconos del siglo XX, el coche. Se trata de su famosa serie Cars, que realizó en los años ochenta para Mercedes- Benz, que le encargó una serie entera de retratos.
La serie Cars surgió de un primer encargo que Hans Meyer le hizo al artista. Posteriormente, Mercedes-Benz encargaría a Warhol una serie entera de retratos. Warhol no puedo completar el encargo porque murió prematuramente en una operación.


El artista contemporáneo, Pierre Arpin, no solo usa como materia prima piezas procedentes de desguace, sino que usa los vehículos como un lienzo, en beneficio del reciclaje, que considera una necesitad imperativa de nuestros días debido a la rapidez con la que se moderniza la tecnología. Su idea es dar una salida creativa a toda esa acumulación de materiales en espera de ser reciclados.

Y no podemos terminar nuestro recorrido sin nombrar a Salvador Dalí. El artista lanza en 1928 el Manifest Groc.
Básicamente es un ataque contra la cultura catalana hegemónica y propone un nuevo orden cultural, basado en el maquinismo y diversas manifestaciones de la sociedad industrial (jazz, cine, etc.). Dalí plasmará la atracción que siente por los vehículos a motor a lo largo de su producción artística.
“Dalí siempre tuvo la idea de inventar –quizás diseñar sería más exacto– automóviles. Un día estábamos comiendo y me sugirió la idea de un coche deportivo. Y concertó entrevistas con gerentes de varias marcas para tratar este asunto”.
Fleur Cowles en su libro dedicado a dali.
La primera obra de Dalí en la que vemos un coche en segundo plano es Bañista (1924).

Sin embargo, su obra más significativa sobre el tema es Automóviles Vestidos (1941).

El automóvil ha servido además de como inspiración artística, como material sobre todo en el arte conceptual minimalista y en la decoración. Fernando Guerra es un Mecánico de profesión, amante del motor y reconvertido en artista que realiza creaciones con motores y piezas de coches al final de su vida útil.

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