Gustav Klimt. A cada tiempo su arte. A cada arte su libertad.
Listen to this article “Quiero ser libre. Quiero romper con todos esos aspectos ridículos y desagradables que anquilosan mi obra. Me niego a recibir ningún apoyo oficial, no necesito nada. No hay situación más dolorosa para un artista, y naturalmente entiendo este concepto en sentido muy estricto, que crear obras, y recibir dinero a cambio, para un cliente que no le apoya plenamente con la cabeza y el corazón. Eso no lo aguanto y hace ya mucho tiempo que busco la ocasión de librarme de una situación, que considero absolutamente denigrante para los verdaderos artistas. (…) Gustav Klimt en una entrevista con Berta De Zuckerkandl-Szeps, en 1905. Gustav Klimt (1862- 1918) es uno de los máximos representantes del modernismo europeo. Su nombre y trayectoria artística se encuentran ligadas al movimiento artístico de la Secesión Vienesa o Separatismo Vienés. Fue un movimiento que, a su vez formó parte, del muy variado movimiento llamado Modernismo. Klimt nace el 14 de julio de 1862 en una pequeña ciudad, Baumgarten, cerca de Viena. Vive en una relativa pobreza gran parte de su infancia. Su familia es inmigrante, con escaso trabajo y oportunidades sociales. Gracias al talento demostrado, en 1876, con catorce años, recibe una beca para estudiar en la Kunstgewerbeschule, la Escuela de Artes y Oficios de Viena, donde se forma hasta 1883 como pintor y decorador de interiores. Gustav Klimt admira a Hans Makart, pintor de historia academista austriaco, diseñador y decorador. Hans Makar es más conocido por su influencia sobre Gustav Klimt y otros artistas austriacos, que por su obra, aunque en su propia época también fue considerado como artista importante. Klimt asume, en estos momentos, gustosamente los principios de una educación artística clasicista. El retrato de Helene, es una de las pocas piezas de arte de Gustav Klimt que muestra un estilo académico puro. Estamos en 1877 y su hermano Ernst es admitido en la misma escuela. Junto con un amigo común, Franz Marsch, los dos hermanos Klimt crean un colectivo llamado “Compañia de artistas”. A través de él comienzan a atender modestos encargos y ejercen, paralelamente, de asistentes de su profesor de decoración en la Escuela de Artes y Oficios de Viena. En 1880, Klimt comienza su carrera individual como pintor de interiores en grandes edificios públicos de la Ringstraße, desarrollando ya algunos temas alegóricos que posteriormente se convierte en un rasgo distintivo de su obra. Uno de los encargos más destacados es el recibido en 1891 para realizar los frescos de la Escalera del Kunsthistorisches Museum de Viena. La obra la realiza la Compañía de Artistas y que se compondrá de 40 pinturas repartidas entre los arcos del edificio. Las pinturas narran escenas del Antiguo Egipcio hasta la Edad Moderna. De ellas, Gustav Klimt firmó once. A principios de la década de 1890, Klimt conoce a Emilie Flöge, quien será su compañera hasta el final de su vida. Klimt tuvo al menos catorce hijos durante esta relación. Y también fue famoso por sus escarceos amorosos. En 1892 su padre y su hermano Ernst mueren. La tragedia familiar pesó también en su expresión artística, y marcó el inicio de la definición de su estilo personal. En 1894, Gustav Klimt y su colega el pintor Franz Matsch reciben el encargo de realizar las pinturas para el techo del Aula Magna de la nueva Universidad de Viena. Se les encarga la confección de representaciones simbólicas de las cuatro Facultades que formaban las universidades europeas de la época: teología, filosofía, derecho y medicina. Klimt se encarga de Filosofía, Medicina y Derecho. La primera que termina es Filosofía. En 1901 acabó Medicina y en 1907 terminaría la versión definitiva de Derecho o Jurisprudencia. Inacabadas hasta el fin de siglo, las pinturas fueron muy criticadas por lo radical del enfoque y por la propia representación, que, la mayor parte consideró “pornográfica”. Cada pintura rompió diferentes tabúes culturales, contradiciendo la tendencia de sublimar la realidad y solo presentar sus aspectos más favorables. Klimt adapta la forma clásica de la alegoría y el simbolismo convencional, pero revisándolo con su propio lenguaje plástico, abiertamente sexual y de matices provocativos. Las protestas no se hicieron esperar: tanto los políticos como personalidades relacionadas con el mundo del arte y la moral pública pusieron el grito en el cielo. La universidad decidió finalmente no colocar las obras de Klimt. En 1897 Gustav Klimt sale, junto con otros artistas, de la conservadora Künstlerhaus, La Academia Vienesa y funda una nueva unión de artistas que respondía al nombre de Secesión. Así surge el movimiento artístico de la Secesión Vienesa cuyo lema es Una frase que describió la obra y creación de Klimt, fuertemente influida por las corrientes de pensamiento e intelectuales de su época y fruto de una voluntad de libertad y ruptura con lo anteriormente establecido. Pero para entender este viraje en la vida y obra de Klimt, debemos pararnos un momento y entender el contexto en el que vivía el artista. La Viena de fin de siglo. Hacia el fin del siglo XIX en Viena (capital del imperio Autrohúngaro) y ciudad natal de Gustav Klimt, se concentraron una serie de grandes cambios. Cambios que destruían, impasiblemente, lo antiguo y creaban lo nuevo. Viena inició un despegue demográfico, acompañado de reformas urbanísticas, que la convirtieron en una gran ciudad, multiplicando en un siglo su población por diez. Surgieron conflictos políticos entre identidades nacionales. Intelectualmente, la ciudad fue un hervidero de creación: como Sigmund Freud en el psicoanálisis y Otto Bauer en el campo del pensamiento político, principal exponente del austromarxismo, ideas que calarían fuerte en la sociedad vienesa. El pintor Gustav Klimt estuvo en el centro de este cambio de épocas y se encontró inmerso en una atmósfera que favoreció su creación artística. Pero volvamos al grupo de la Secesión Vienesa. Entre los objetivos del grupo estaban la promoción de artistas jóvenes, la exhibición de obras producidas en el extranjero y la publicación de una revista sobre las principales obras realizadas por los miembros El grupo nunca redactó un manifiesto y tampoco se definió por una determinada dirección estética. Sus miembros realizaban diversas artes: eran muralistas, realistas, simbolistas….Eran un proyecto de renovación artística de los estilos del pasado para adaptarlos a los cambios del presente. En contraposición tanto al academicismo como al impresionismo, se abandonan los temas cotidianos por los contenidos simbólicos y conceptuales. Técnicamente se insiste en la pureza de la línea, lo que le da un carácter bidimensional y la expresividad del dibujo El grupo encontró cierto apoyo gubernamental. Contruyeron una sala de exposiciones, donde los artistas del grupo exponían sus obras, aunque eran normalmente detestadas por el academicismo. La diosa griega Palas Atenea, de la sabiduría y la justicia era su símbolo. El año 1898 sería clave para Klimt. Consolida su posición como artista al recibir la Orden de Oro al Mérito a su carrera y obra y que le sería otorgada por el Emperador Francisco José I de Austria En 1899, Klimt se confirma en su estilo definitivo. Realiza su obra Nuda Veritás, La verdad desnuda. Una obra provocadora y llena de turbadora energía. El desnudo frontal de una mujer, sostiene un alegórico “espejo de la verdad. La obra va coronada por una cita de Schiller “Si no puedes agradar a todos con tus méritos y tu arte, agrada a pocos. Agradar a muchos es malo.” Esta obra constituye toda una declaración de principios por parte de Klimt dirigida, sobre todo, a los políticos y críticos más conservadores. Y sobre todo, un avance en su estética personal. Klimt renuncia a ser un mero cronista de la oficialidad, de lo que el escritor austriaco, Stefan Zweig, definió como “la edad de oro de la seguridad burguesa”. En 1902 crea el Friso de Beethoven, pintura mural creada para la XIV Exposición de la Secesión vienesa que estaba creada en torno a la figura del compositor. Esta obra fue objeto de fuertes polémicas. Se llegó a acusar a Gustav Klimt de reflejar “alucinaciones y obsesiones” y “caricaturas impúdicas de la noble figura humana” . Las querellas y polémicas que surgieron provocaron el alejamiento total entre el artista y el poder político. Hasta ese momento, el artista había cumplido con sus encargos. Pero esta situación de crítica constante, le lleva a atravesar una profunda crisis personal y retirarse de todo encargo público. «O soy demasiado viejo, o demasiado nervioso o demasiado estúpido, algo debe estar mal», confesó en una carta, en esta época de crisis. Y a partir de ahí, se entregó a las mujeres de sus pinturas. Mujeres hechizadoras e irresistibles, ideales de femme fatale, pero con alma de seres míticos ligados al placer y al exceso. Los hombres quedan siempre en un plano secundario, sometidos a ellas. Y a los paisajes, una parte de su obra no tan conocida. Cercano a un ideario romántico, Klimt encontró inspiración en el desnudo femenino. Sus obras reflejan una intensa energía y sensual, en cierto modo herederos de la tradición de dibujos eróticos de Rodin e Ingres. Hacia 1903 Klimt comienza un viaje por Italia, visitando Florencia, Venecia y Rávena. Descubre los mosaicos bizantinos. Tras volver de su viaje italiano, Klimt participa en la decoración del suntuoso Palacio Stoclet, hogar de un magnate belga. La aportación de Klimt fueron “El Cumplimiento y La Expectación“. Muchas de sus pinturas de este período incorporan pan de oro a la pintura. Las obras más importante realizadas en esta etapa fueron el Retrato de Adele Bloch-Bauer I (1907) y El beso (1907-1908). Klimt fue un pintor enérgico y arrebatado . Su propia familia comentaba su dedicación. “Cada noche venía a casa, tomaba la cena en silencio y se iba a la cama… Cuando había descansado, retomaba con tal ímpetu el trabajo que a menudo pensábamos que las llamas de su genialidad lo consumirían vivo…” Llevaba una vida bastante sencilla, completamente absorbido por su trabajo y su familia. Klimt solía evitar los encuentros de sociedad y los círculos intelectuales “de café”. Solía vestir túnica y sandalias cuando estaba en casa. GUSTAV KLIMT Y LA FIGURA FEMENINA. Gustav Klimt supuso una ruptura con lo convencional y con lo conservador. El tema del sexo y la maternidad ocuparán lugares relevantes dentro de la obra de Klimt. La figura de la mujer es ambivalente. Por un lado presenta a la mujer como una hermosa divinidad y por otra como una femme fatale que hace uso de sus encantos. En realidad la figura femenina en Gustav Klimt va a transmitir desde ternura y elegancia hasta reflejar a mujeres enérgicas. La inclusión de una figura masculina en el cuadro de El Beso, es, algo peculiar, ya que la mujer era la verdadera protagonista de la mayoría de obras de Klimt, y el hombre quedaba relegado a un papel secundario. Gustav Klimt siempre afirmaba que “Todo arte es erótico”. Sobre todo, en su obra Dánae de 1907. Klimt retrata Dánae, hija de Acrisio, en el momento del orgasmo. La lluvia dorada que cae en cascada desde arriba es el dios Zeus, penetrando en su cuerpo tras haber descubierto que el rey Acrisio tiene encerrada a su hija para intentar romper la profecía de que su nieto lo asesinaría. Zeus fecunda a Danae y su vastago, Perseo, acaba matando al rey. La obra de Klimt se ha identificado con la decoración basada en dorados y elementos ornamentales de vivos colores. Los historiadores del arte señalan el carácter ecléctico de su estilo. Se han visto referencias al arte del antiguo Egipto, a la cultura Micénica, a la Grecia clásica y al arte bizantino. Hombre de formación clásica, Klimt no sentía sin embargo reparo en manifestar su entusiasmo por el arte de artistas medievales (Durero) o los artistas de la escuela Rinpa japonesa. Inicialmente, su estilo naturalista pasa a obras de madurez con motivos simbólicos o abstractos que enfatizaban la libertad de espíritu que impregnó todas las vanguardias artísticas de principios del siglo XX. LOS PAISAJES Y GUSTAV KLIMT. Gustav Klimt no comenzaría a pintar paisajes de manera recurrente hasta los 35 años de edad. Realizaba obras de paisajes en sus vacaciones en el Lago Artesse. Los primeros paisajes datan de 1881 y los últimos de la fecha cercana a su muerte. Pintaba campos, bosques y jardines en sus momentos más íntimos cuando encontraba esa paz que no tenia en Viena. Klimt, en la pintura de paisaje, va transformando su naturalismo inicial hacia un estilo con influencias bizantinas … Sigue leyendo Gustav Klimt. A cada tiempo su arte. A cada arte su libertad.
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