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Sofonisba Anguissola. Pioneras en el arte

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La pintora italiana Sofonisba Anguissola forma parte de ese trío femenino que el Museo del Prado expone en sus salas.
Sólo tres pintoras forman, actualmente, parte de su colección: La renacentista italiana Sofonisba Anguissola, la flamenca Clara Peeters y la artista italiana barroca Artemisia Gentileschi. De los 1.100 cuadros que cuelgan en las galerías del Museo del Prado, sólo cinco han sido realizados por mujeres.

El dato, sorprendente, no es solo aplicable a este museo. Ha sido una tendencia general en todos que, poco a poco, van incluyendo en sus salas obras y exposiciones dedicadas a las artistas femeninas.

Se trata de mujeres artistas que han sido invisibilizadas por la historia,
que no aparecen en los libros de historia del arte debido a que los hombres, mayoritariamente, han ejercido como historiadores, críticos y conservadores. A partir de la década de 1970, una activa historiografía feminista ha puesto en marcha un proceso de búsqueda de documentación y datos que han permitido recuperar para la historia, la obra de muchas creadoras.

Son mujeres que tuvieron éxito en su tiempo. Después de su muerte muchas pinturas fueron atribuidas a varones porque cuando se verificaba que la autora era una mujer, bajaba el valor económico y simbólico de la obra.

Muchas permanecían ocultas tras la figura del padre o del marido realizando obras que luego ellos firmaban. Hubo algunas que defendieron a capa y espada su talento y lograron imponerse como artistas de éxito en un mundo, predominantemente, masculino. Y, por ultimo, muchas lo intentaron y fracasaron. Desde ARTEyALGO+ iremos rescantándolas poco a poco.

Para la historia, Sofonisba Anguissola ha sido una dama elegante y algo excéntrica, rebelde frente a las costumbres de la época al tardar en casarse y empeñada en pintar.

Lucía, Minerva y Europa juegan al ajedrez.
Retrato de la familia

Para la época que le tocó vivir, su mayor defecto fue ser mujer y esta circunstancia limitó sus posibilidades de desarrollo artístico y creativo.

Sofonisba Anguissola, fue una pintora italiana que nació en Cremona en 1530 y murió a la edad de 96 años en Palermo (1626).
Era la mayor de siete hermanos, seis de los cuales eran niñas. Su familia pertenecía a la nobleza. 

Fue educada en la pintura desde pequeña, primero con Bernardino Campi y posteriormente con Bernardino Gatti a partir de 1549.
El aprendizaje de Sofonisba con artistas locales sentó un precedente para que las mujeres fueran aceptadas como estudiantes de arte.


En 1554, Sofonisba viajó a Roma, donde conoció a Miguel Ángel por mediación de otros pintores que conocían bien su obra. Este encuentro con el artista fue un gran honor para la pintora y se benefició de ser instruida por el gran maestro, eso sí, de forma informal.

«Anguissola ha mostrado su mayor aplicación y mejor gracia que cualquier otra mujer de nuestro tiempo en sus empeños por dibujar; por eso ha triunfado no sólo dibujando, coloreando y pintando de la naturaleza, y copiando excelentemente de otros, sino por ella misma que ha creado excelentes y muy bellas pinturas».

Giorgio Vassari. Historiador.

Sofonisba aprendió el arte del retrato, porque era inaceptable, para una mujer, pintar los desnudos tan fundamentales en el movimiento renacentista. Su meta, renovar el retrato renacentista.
Por ello se centró en el RETRATO que llegó a dominar con una maestría muy superior a la de sus maestros, buscando unas poses desenfadadas, inusuales para la época, que hablaban del espíritu innovador de una artista admirada por sus contemporáneos.

Llevó a cabo una representación un tanto informal en el que sus modelos aparecían desarrollando tareas domésticas o acompañadas por objetos que les aportaban una personalidad mas profunda y

En Milán tuvo la oportunidad de pintar al Duque de Alba, que quedando muy satisfecho, recomendó a Felipe II que nombrara a Sofonisba, dama de la reina Isabel de Valois, para que pudiera iniciarla en el arte de la pintura. Con tan solo veintisiete años, llegó a la corte española y ambas terminaron siendo muy buenas amigas.


Anguissola pasó los años siguientes pintando retratos oficiales de la Corte. En especial, sus pinturas de Isabel de Valois y de Ana de Austria son vibrantes y llenas de vida.
Durante los siguientes años, la actividad de Sofonisba se volvió frenética: pintó sin descanso retratos de la familia real y de otros nobles de la corte, a la vez que siguió formándose y trabajando junto a Alonso Sánchez Coello.

Por su condición de dama de la reina tenia prohibido firmar sus cuadros y cobrar el sueldo correspondiente como artista de la corte.

Al morir Isabel de Valois, dejó de ser dama de la reina, y no pudo seguir con su trabajo, ya que se consideraba indecente no depender económicamente de un hombre.

En 1570 aún continuaba soltera.  Finalmente se casa con Don Fabrizio Moncada y se traslada a Palermo.

A la muerte de su primer marido fue protagonista de otro hecho por el que también se adelantó a su tiempo: en 1579 se enamoró del capitán de navío Orazio Lomellino, bastante más joven que ella y perteneciente a una clase social muy inferior. Contrajeron matrimonio en 1580 pese a que su familia se negaba.


Orazio Lomellino, sin embargo, supo valorar el talento de su esposa y la apoyó construyendo en su nueva casa de Génova, un estudio propio dónde Sofonisba contó con tiempo y tranquilidad suficiente para pintar sin sobresaltos. Esta época fue una gran etapa para la pintora: prolífica en obras y de gran satisfacción personal.

Sofonisba Anguissola fue mucho más que una pintora. Fue una mujer de éxito y de mundo que vivió en diferentes países no solo como acompañante de sus maridos.

Tal y como sucede con otras artistas a lo largo de la historia, Sofonisba fue muy consciente de lo que buscaba: la innovación en el retrato del Renacimiento, que en sus pinceles mezclaba un poco de Italia y un poco de Flandes. 
Era tan consciente de su compromiso pictórico que pintó una y otra vez su propia imagen en numerosos autorretratos.

Mostró descaro y ruptura con el canon del momento en sus obras. Tal vez, esto fue lo que mas fascinó a Van Dyck cuando la visitó en Palermo en 1624. La pintora ya tenia 94 años pero conservaba la capacidad para seguir hablando de pintura. Solo pudo mostrar respeto y admiración por ella y rendirse a su talento imposible de negar.

Tras su muerte, la historia borró sus huellas, como ocurre con tantas mujeres artistas, pero el retrato que de ella hiciera Van Dyck perdura.

Su legado fue cuestionado, y algunas de sus obras atribuidas a otros pintores. Podéis ver muchas de sus obras en nuestro espacio Galería virtual, dedicado a esta artista.

Ejemplo de ello su Retrato de Felipe II fue adjudicado a Sánchez Coello. Igualmente la obra La dama del armiño fue atribuida a El Greco y existen también otros ejemplos ya que se adjudicaron obras suyas a Zurbarán, Tiziano, Boroni, Moro, Bronzino…

Sofonisba Anguissola fue cayendo progresivamente en el olvido, pero estudios recientes le han hecho recuperar el lugar privilegiado que le corresponde como artista del Renacimiento. Su empeño hizo que otras muchas mujeres cogieran los pinceles.

Ya las iremos conociendo. Todas ellas merecen que su papel en la historia sea reconocido.

Para saber mas, reproduce el video: SOFONISBA ANGUISSOLA, una mirada femenina en la corte. Museo del Prado.

Disfrutad del arte!

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